Por: Mirko Lauer
La pareja ex presidencial Toledo-Karp volvió a recalar en Lima, para un par de breves entrevistas en el Congreso. Pero también para lanzar la candidatura de Alejandro Toledo al 2016. Parece un momento extraño para semejante lanzamiento, pero no carece de lógica política, pues la candidatura lo hace aparecer menos huérfano en esta hora de problemas.
Una de las líneas de defensa de Toledo y sus seguidores ha sido denunciar una conspiración contra él como político. Recordarle al mundo que él es un político con enemigos es un argumento clásico, que en cierta medida funciona. Pero quizás no tanto como para descolocar o neutralizar a sus acusadores, sobre todo a tanta distancia de las elecciones.
Hasta aquí Toledo se ha venido disparando en el pie con sus declaraciones incongruentes. La esperanza de sus acusadores es que Toledo mismo desate ese nudo y se termine colgando con sus propias palabras. No deberían contar mucho con ello, ya que parece haber cierto método en la aparente locura del flamante candidato presidencial.
El público se mueve entre dos ideas en el fondo contradictorias. Una es que dinero, propiedades, cuentas son todas de Toledo. Otra es que no se sabe realmente nada mientras no aparezcan pruebas fehacientes que demuestren la culpa de Toledo. En cualquier caso hay que prepararse para un juicio largo, que podría llegar hasta el mismo 2016.
Sin embargo, en los ambientes especializados hay cierta coincidencia en que Toledo está más preocupado por su estrategia política frente a Ecoteva que en una estrategia legal. Los abogados capaces de poner por delante su mejor argumentación todavía no han aparecido realmente. Lo cual en efecto refuerza un clima de feria política.
Parte de la ventaja de Toledo está en que el suyo es uno entre docenas de casos. Hoy Ecoteva comparte la primera plana con, por ejemplo, los US$ 2.600 millones acopiados por la minería ilegal e impune, y el caso del congresista que le sisó el sueldo a tres empleados. Todo manejado como si tuviera la misma magnitud e importancia para el país.
Además las acusaciones a los tres ex presidentes aparecen sesgadas por la pasión política, y sus seguidores se encargan de recalcarlo por calles y plazas. Lo cual es una cierta ventaja para todos ellos. Ya Eliane Karp ha pedido que medios y magistrados se dediquen a investigar a los demás ex presidentes, y dejen tranquilo a su esposo.
Si el lanzamiento de la candidatura ha sido un paso adelante, el decolaje del aeropuerto Jorge Chávez va a ser una pequeña victoria. Lo último que quiere Toledo es verse arrastrado a través de la máquina judicial. La compasión popular hacia la víctima del poder no es un recurso que le interese en las actuales circunstancias.
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JAIME ESPEJO ARCE