Nadie se hace responsable. Uno dice que “repudia” los actos de violencia e invoca al diálogo como si la mención de esa palabra mágicamente lo liberase de culpas; y el otro se lava las manos diciendo que la protesta es pacífica y que los muertos y heridos “son la consecuencia de no cumplir con las promesas de gobierno”. Esa ha sido la reacción del premier Oscar Valdés y de Gregorio Santos, respectivamente, sobre los actos de violencia que han ocasionado muertos, varios heridos y daños a la propiedad pública en la provincia de Celendín, en la región Cajamarca.
“Se está buscando la violencia para justificar algunos actos de malos dirigentes (…) afirmó Valdés desde Bayóvar, Piura; al tiempo que informaba que el presidente Humala evaluaba desde Lima la posibilidad de declarar el estado de emergencia, hecho que finalmente se dio cerca de las 7:00 pm, según confirmó el ministro de Justicia, Juan Jiménez.
Valdés también opinó que los peruanos “no podemos soportar que algunos malos dirigentes empujen a la población a estos actos de violencia, porque el gobierno está en constante diálogo (sic)”. En la vereda del frente, el presidente regional Gregorio Santos se “solidarizó” (sic) con quienes perdieron familiares tras las muertes en enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes antimineros.
"Solidaridad con mis hermanos de Celendín, y los a deudos mi profundo pesar. Este es el gobierno que tenemos", fue la primera declaración de Santos a través de Twitter. "Señor Humala, este es el costo por defender modelo económico neoliberal salvaje y a las transnacionales, Minera Yanacocha. Es el costo de no honrar su palabra", agregó en la red social.
Más tarde, en declaraciones a RPP, el presidente regional sostuvo que “Cajamarca está manifestándose de manera pacífica”, y que las víctimas mortales y los heridos de ayer respondían al “costo de no cumplir la palabra empeñada” del gobierno. Agregó que no conversará más “con un gabinete de salida”.
Más tarde, miembros del Colectivo Cajamarca señalaron que la responsabilidad de la violencia recaía en Marco Arana, líder del partido Tierra y Libertad. Este se lavó las manos y replicó que "hay que exigir, efectivamente, sanciones a los responsables e informarse adecuadamente de qué es realmente lo que ha pasado”. No obstante, en un tuit justificó el ataque al municipio provincial señalando que “la declaración del alcalde apoyando Conga enojó a la población”.
Por su parte, el ministro del Interior, Wilver Calle, pidió al presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos “que respete las reglas de la democracia y modere sus ataques”. Además condenó el ataque con armas de fuego contra los efectivos policiales que resguardaban la Municipalidad de Celendín y aseguró que los responsables serán ubicados y denunciados para que caiga sobre ellos todo el peso de la ley.
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JAIME ESPEJO ARCE