“Conversamos con el presidente Ollanta Humala sobre ese tema porque al final de mi gobierno se mencionó por parte de la familia que (Fujimori) estaba enfermo. Lo conversamos con el presidente Humala cuando ya estaba elegido, en Palacio de Gobierno, y yo le dije ‘salgamos los dos y tomemos esta decisión. Para mí es difícil hacerlo al final del gobierno, me parece un golpe bajo al nuevo gobierno, y para usted es difícil hacerlo comenzando. Si lo hacemos los dos y convencemos al país, lo haremos de acuerdo a la situación de salud del señor (Fujimori)’”. (Alan García. Cadena estadounidense Univisión)
Las declaraciones del ex presidente Alan García se dan en una coyuntura muy especial que bordea Palacio de Gobierno. Cuando ya todo el mundo había olvidado el tema del posible indulto al ex mandatario Alberto Fujimori, el líder aprista ha vuelto a poner el tema en la agenda pública. La gran incógnita es: ¿por qué?
Algunas voces han advertido que es una táctica aprista con miras a las elecciones presidenciales del 2016, en aras de afianzar una alianza con el fujimorismo tras el apoyo otorgado en campaña a Keiko Fujimori. Otros aseguran que pretende quitar protagonismo a la denominada ‘Megacomisión’ que investiga su segundo régimen, y que viene siendo blanco de ataques por la misma bancada naranja.
Pero el cálculo aprista va más allá de eso. El mismo García admite que le era difícil aceptar el indulto al final de su mandato. Un informe de La República reveló las tácticas apristas que dejaron las condiciones para otorgar la gracia presidencial, lo cual favorecería a Fujimori. Ello con los antecedentes de beneficiarios que van desde un ministro fujimorista como Fernando Dianderas Ottone, hasta el empresario José Enrique Crousillat, y un aprista como Julio Espinoza, ex jefe del Seguro Integral de Salud (SIS).
Dentro de Palacio de Gobierno es conocido que el ex ministro de Justicia, Francisco Eguiguren, no solo dejó el puesto por su lealtad con el ex Premier Salomón Lerner, sino que influyó en su decisión no querer cargar en su hoja de vida el título de “el ministro que indultó a Alberto Fujimori”.
Fuentes del mismo gobierno aseguran que el indulto estaría ya redactado para consumarse en el próximo mes de marzo. Una tesis nada desbaratada teniendo en cuenta las declaraciones de García a tan solo un mes de distancia. Esas mismas voces aseguran que este indulto estaría siendo “cocinado y presionado” por el actual Primer Ministro Óscar Valdés, de quien muchos integrantes de la alianza oficialista de Gana Perú, como Javier Diez Canseco, han dicho que “admira el pragmatismo fujimorista”. Incluso creen que Valdés, junto a otros ministros, votó en segunda vuelta por Keiko Fujimori. Tampoco es difícil hacerse la idea de ver esos nombres como ministros de un régimen fujimorista.
Al consumarse este acto, se emprendería una nueva crisis en Gana Perú, que se vería realmente fraccionada por posturas como la del mismo Diez Canseco y de su Partido Socialista (PS) que viene entablando conversaciones con otras fuerzas de izquierda para armar un nuevo “Frente Amplio de Izquierda”.
Pero no solo eso. De otorgarse un indulto al inquilino privilegiado de la DIROES, vendría otro gran dilema para el gobierno de Ollanta Humala: ¿cómo será el funeral de Estado para un sentenciado por crímenes de humanidad? La pelota está en la cancha del nacionalista que llegó al poder prometiendo “La Gran Transformación”.
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JAIME ESPEJO ARCE