La Derecha Bruta y Achorada (DBA). Bautizada así hace poco más de un año por el director de Diario 16, Juan Carlos Tafur, en su columna post debate entre las entonces candidatas al sillón municipal, Susana Villarán y Lourdes Flores (léase La derecha bruta y achorada no aprende), y definida recientemente por el periodista Augusto Álvarez Rodrich como “una coalición en la que participan, entre otros, periodistas corruptos, empresarios mafiosos y políticos pendejos, a los que no les fue bien en las últimas elecciones” en su columna del diario La República.
Si bien el apodo aplicado por Tafur nació a raíz de las elecciones municipales del 2010, se mantuvo vigente a lo largo del año que termina gracias a las elecciones presidenciales y la llegada de Humala al poder. Es en su columna del 8 de junio, No dormirá la ‘Derecha Bruta y Achorada’, que Tafur -quien se define como una persona con inclinaciones de derecha- se refiere nuevamente a la DBA para hacer una advertencia acerca de las verdaderas fuerzas que pueden poner en riesgo la gobernabilidad en el país a partir del cambio de mando:
Si la gobernabilidad corre algún peligro en adelante, el mismo no va a provenir tan solo de parte de las fuerzas radicales albergadas bajo el manto de Humala, ni de la supuesta injerencia del chavismo regional. No, va a venir de la derecha “bruta y achorada” que ha disfrutado a panza llena estos años de mercantilismo puro que Alan García les ha regalado y que se resistirá a aceptar que ya no se podrá pasear por la alfombra roja de Palacio de Gobierno.
Más adelante, en esta misma columna, siguen las advertencias. Esta vez se resaltan las intenciones (no tan) ocultas de la DBA y su posible modus operandi:
El presidente electo ha anunciado un gobierno de concertación. Saludamos esa vocación, pero debería quedar claro que hay sectores con los que ello será imposible e indeseable. Ello se deduce de la reacción de sus propios portaestandartes, quienes seguramente tratarán en un comienzo de acomodarse con el poder, como suelen hacer siempre, pero que estarán prestos, a la primera ocasión que se les presente, a desenvainar la espada para lograr su propósito de que el gobierno elegido fracase. Frente a ellos, la mayor distancia posible es lo más aconsejable.
Ya más recientemente, en su columna La batalla por Lima, del pasado 24 de diciembre, Tafur pronostica lo que esta DBA se trae consigo en el próximo año:
La derecha conservadora perdió electoralmente el año que culmina. Y, herida, ha tratado, y seguirá haciéndolo, de destruir a quienes considera responsables de su derrota. Lo intentó con Humala sin éxito (solo la izquierda radical, cuando habla absurdamente de la derechización del gobierno, le concede un triunfo que no ha logrado esta derecha) y ahora recargará sus baterías contra Susana Villarán. La búsqueda de su revocatoria, ya ha sido anunciada, será el caballito de batalla por medio del cual querrá ganar en mesa lo que no pudo en la cancha.
Más adelante, Tafur deja en claro que, a pesar de un inicio algo torpe, y tras haber soportado los embates sufridos en este 2011, la izquierda peruana “se asoma al 2012 con posibilidades de demostrar que puede ser una opción de gobierno sensata y democrática”, cosa que “aterra a la derecha bruta y achorada, que quiere perpetuar el manejo del poder como chacra exclusiva. Y por eso la veremos desplegar toda su histeria sin descanso.”
Finalmente, entre los pocos -pero complicados- deseos que hace Tafur en su columna del 25 de diciembre, Pedidos navideños, encontramos una nueva mención de la cada vez más popular ‘chapa’:
Que la derecha bruta y achorada dedique algunas horas de su tiempo a leer y a viajar al interior del país. Que dado que su capacidad intelectual es absolutamente refractaria, al menos conozca un poco mejor aquello de lo que habla, que ése sí es un objetivo a su alcance. A ver si se entera de que Google y Wikipedia no bastan para entender el Perú. Que al menos lea a Basadre. A ver si sale de dudas de que ir a Lima Norte no es turismo de alto riesgo. A ver si observa con sus propios ojos la pobreza rural. A ver, finalmente, si se da cuenta de que a pesar de su poder es una minoría que debería estar condenada a desaparecer.
Por otro lado, el director de Diario 16 no es el único que utiliza el polémico sobrenombre para referirse a ese lado problemático de la derecha. El reconocido periodista Augusto Álvarez Rodrich causó cierto revuelo con su columna en el diario La República, El ‘imperio’ ataca ahora al municipio, donde dice que “la Derecha Bruta y Achorada” quiere revocar a la alcaldesa de Lima. En dicha columna, y sobre este grupo, dice que las “cabezas aparentes son un grupo de abogados que fungen de expertos ediles y que pululan por los programas radiales para promoverse. Pero detrás de ellos está otro sector conservador que Juan Carlos Tafur ha bautizado, con acierto, como ‘la derecha bruta y achorada’ (DBA)”. Más adelante, continúa usando el término y, al igual que Tafur, advirtiendo de las intenciones con las que este grupo se define a si mismo: “la expresión más notoria de la coalición de la DBA fueron sus medios afines, amigos y mantenidos, quienes intentaron destruir al enemigo de turno. Son los mismos que hoy pretenden seducir al presidente Humala y demoler a la alcaldesa Villarán, seguramente con el fin de recordarles a sus financistas que, aunque no pueden ganar una elección, sí pueden servir para ‘amaestrar’ a un presidente o demoler a una alcaldesa.”
Es en realidad a partir de la publicación de esta última columna que el término ‘Derecha bruta y achorada’ ha cobrado mayor reconocimiento a nivel de las redes sociales (en Twitter, el hashtag #DBA amenaza con ser trending topic a nivel de Lima) y hasta ha sido noticia en algún medio. Con la amenaza de revocatoria a Susana Villarán, la mesa queda servida para que el término siga teniendo vigencia y apareciendo en los medios. Y yendo un poco más allá, quizá hasta llegue a ocupar un lugar junto a otros calificativos que también nacieron, crecieron y se hicieron populares en este 2011 tan políticamente cargado.