lunes, 5 de noviembre de 2012

Algo sobre Alditus....



Encontré de casualidad este artículo escrito por Juan Carlos Tafur y me causó gracia la forma tan acertada de describir al personaje más emblemático de la estupidez mediática; del periodismo más amarillo, sucio y vendido. Disfrútenlo

El líder de opinión de la derecha bruta y achorada, Aldo Mariátegui, nos ha dedicado su columna de ayer. Por supuesto, fiel a su estilo, abunda en mentiras e insultos. Las primeras ni siquiera vale la pena aclararlas (su poca credibilidad nos exime de ello), pero sus insultos gratuitos sí merecen ser correspondidos. Un cobarde, así se disfrace de matoncito, necesita que le den siempre su vuelto.

A sabiendas de la aridez neuronal de Alditus y en vista de haberse demorado días en responder una crítica nuestra, pensamos que quizás algún amigo lo iba a ayudar a pergeñar algunas líneas inteligentes o al menos ingeniosas. Sin sorpresa, vemos que no puede librarse de los lugares comunes, de las frases trilladas y de una plantilla mental impregnada de puerilidad suprema.

Sabíamos que su tracto intestinal funcionaba más velozmente que sus sinapsis neuronales –aunque terminan produciendo lo mismo-, pero esta vez debemos confesar que nos ha decepcionado, lo cual ya es bastante decir.

Alditus cree que su casi inexistente biografía lo protege, pero aunque breve, la suya es más que ilustrativa. Fujimorista convicto y confeso, sufría por no tener dónde desparramar sus adjetivos. Lo consiguió parcialmente en El Comercio como jefe de Economía, hasta que lo botaron por maltratar al personal femenino (saque usted amigo lector sus propias conclusiones).

De allí, cometimos el error de darle cabida en Correo, aunque siempre lo colocamos bajo el rango de esos payasitos que pueden condimentar una parrilla de columnistas. Le cedimos también un espacio televisivo, pero luego también lo despidieron de allí. Finalmente, nos reemplazó en la dirección de Correo luego de nuestra renuncia. Y fiel a su catadura moral, como buen pongo estructural que es, se dedicó a agraviarnos desde el saque, simplemente porque sus patrones se lo ordenaron. La gratitud y la entereza moral, como se ve, no forman parte de su ADN.

Lo último de su vertiginosa carrera hacia el abismo ha sido el papelón de la reciente campaña electoral. Primero apoyó a Castañeda. Como cabal saltimbanqui, de allí se postró a PPK. Al final, fue el sicario de Keiko Fujimori. ¡Ahora, busca por todos los medios ‘sobonear’ a Humala! Es que, claro, Correo necesita a gritos del subsidio estatal para sobrevivir. No cuadran los números. Aldito está desesperado porque vuelvan los tiempos de oro de Alan, cuando desde Palacio le armaban la contabilidad y le diseñaban las portadas. Este es el prontuario de Mariátegui.

Dice que lo odiamos. A ver, a ver, despacio que quizás así Alditus logra entender. No se odia lo insignificante. Date por enterado, hombre. O, al menos, haz el ridículo a sabiendas de que lo haces. Hay muchos que te aborrecen, es verdad, pero no es por tu “valentía” para decir cosas. No es por achorado. Es por bruto. Es porque, sin capacidad de ejercer control de tus esfínteres mentales, has hecho de la idiotez reaccionaria una ideología.

¡Y encima, Alditus se siente ganador! O sea, si no fuera patético sería hasta divertido leerlo. ¿Ser ganador es recibir, por azar, un diario que vendía cien mil ejemplares y reducirlo a menos de 30 mil en cinco años? ¿Ser ganador es convertir un diario liberal que marcó historia en el pasquín que hoy día es? ¿Ser ganador es hacer del periodismo un delivery al servicio del poder de turno? Quien escribe dirigía un gran diario que se llamó Correo. Lo que dirige Mariátegui es, más bien, un “spam”.