viernes, 9 de noviembre de 2012

Tiros por la culata


Escribe: Augusto Alvarez Rodrich Augusto Álvarez Rodrich
Se va confirmando que el indulto sencillamente no va.
Cada día que pasa, decrece la posibilidad del indulto pedido –ahora ya con su firma– por Alberto Fujimori, sencillamente porque se comprueba, gracias a su propia agrupación política y a su familia, que esta solicitud no satisface los requisitos que podrían justificarla.
Para ser una agrupación que antaño era tan cuidadosa en la aplicación de sus operativos políticos, incluyendo la simulación de una legalidad comprada con coimas, lo que le viene sucediendo al fujimorismo con el indulto es una catástrofe que evidencia la falta que le hace su ‘vieja gloria’ Vladimiro Montesinos.
Las evidencias de su clamorosa dificultad para armar un operativo político exitoso en el caso del indulto –un asunto trascendental para el fujimorismo– saltan a la vista.
Las fotos de la lengua y en la cama, el cuadrito con el pedido de perdón, los operativos comunicacionales de Carlos Raffo, la cuadrada a este de Kenyi, y las contradicciones sobre si el sentenciado firmaría el pedido de indulto.
El último traspié de esta ya larga cadena de errores fue la aparición que hizo Kenyi, premunido de un croquis del penal de la Diroes, con la intención de demostrar que su padre no está en una “cárcel dorada”, pero que se convirtió en un papelón pues fue increíble su explicación de que este solo posee una celda de catorce metros cuadrados, pero con más de diez mil metros adicionales de áreas comunes que son usados por un solo preso: Alberto Fujimori.
Tan lamentable fue su presentación que el fiscal de la Nación, José Peláez Bardales, comentó sobre esta que “Kenyi demostró que su padre sí tiene condiciones de carcelería muy especiales”.
Si el fujimorismo buscaba generar compasión, lo que está consiguiendo, por sus propios méritos, es todo lo contrario, pues se va demostrando que Alberto Fujimori no tiene una enfermedad terminal; que no se encuentra en etapa avanzada, progresiva, degenerativa e incurable; y además, que sus condiciones carcelarias no colocan en grave riesgo su vida, salud e integridad.
Es decir, que no se cumple ninguno de los requisitos establecidos en el reglamento interno de la Comisión de Gracias Presidenciales, con lo cual esta no tendría argumentos para recomendarle al presidente que indulte a Fujimori, ni Humala la  posibilidad de otorgarlo, con el agravante de que, si lo hiciera, sería una decisión fatal para su presidencia y para su proyección política futura.
Y mientras el indulto no va, el fujimorismo ya debe estar alistando una oposición cada vez más encabritada, pues el fracaso del operativo indulto será fatal para su proyección política al haber confirmado que ese es el objetivo medular y hasta excluyente de toda su acción política.