martes, 27 de noviembre de 2012

“Si las elecciones fueran mañana, con lo hecho por este gobierno, que ni sueñen con la reelección”


Momento de reflexión. Lourdes Flores ha dejado la dirigencia de su partido. En este momento de reposo se dedica al estudio de la economía y a su trabajo como abogada.
Prefiere que la llamen solo por su nombre y su militancia. Los títulos de ex candidata presidencial y edil ya no van con el nuevo perfil de la figura más importante del PPC. Eso la deja con más aire para analizar la performance del actual gobierno y otear el horizonte del 2016.
Texto: Emilio Camacho.
Fotografía: Ana Castañeda.

Si Lourdes Flores estuviera en guerra, sus tropas estarían replegadas estratégicamente. La lideresa del PPC ha entrado en una etapa de reflexión y ahora reúne los discursos que ha dado en los últimos años para publicar un libro. Es su manera de mantener su línea política, aunque no esté en el campo de batalla.
Después de tantos años en política, ¿no se siente extraña al ver que otras damas protagonicen los titulares?
No. Al contrario, me alegra mucho que la presencia femenina cobre fuerza, y me alegrará mucho más cuando otras mujeres emerjan.
En setiembre le dijo a la revista Somos que era probable que la señora Nadine Heredia fuera seducida por la idea de ser el primer actor político del país y que eso le podía hacer perder la dimensión de las cosas. ¿Siente que su predicción se ha cumplido?
A ver, primero quiero comprender el fenómeno ante el que estamos. El proyecto político del hoy presidente de la República se construyó con su esposa. De modo que estamos ante la cofundadora de un proyecto político que aspira a tener un protagonismo...
De hecho es miembro de la directiva del nacionalismo.
Sin duda. Como le dije, es coautora de este proyecto. Y este proyecto no se construyó en un congreso partidario, con la presencia de miles de participantes, después de una disputa interna. No, no. Esta es una pareja presidencial que pasó las de Kiko y Kako para llegar al gobierno. Tienen una enorme debilidad en su organización porque no es propiamente un partido político sino un movimiento forjado en torno a un proyecto personalizado.
¿Habla de un proyecto familiar?
Sí, un proyecto familiar. Y me imagino que eso pesa. Yo veo en la señora Nadine una persona con vocación política. Eso no me parece criticable. Por el contrario, creo que los enaltece, que el esposo vea en su esposa una figura con proyección. Eso no está mal. Los problemas son políticos. Primero, creo que un exceso de protagonismo de la esposa, frente a un silencio tan marcado del gobernante, hace que el segundo se debilite. Y al presidente lo necesitamos marcando la cancha cuando corresponde. Y, segundo, no me parecería sano buscar un subterfugio para que continúe este proyecto, no con el presidente sino con su esposa. A eso yo le he llamado el peligro del kirchnerismo.
¿Y realmente deberíamos detenernos a discutir esto? Se lo digo porque los partidos que han intentando volver al gobierno no han sido exitosos, y por el contrario han ido desapareciendo del Congreso.
En general, son los periodistas los que ponen la agenda. Y hacer noticia sobre la especulación me parece muy poco serio. A todos nos huele que hay algo detrás, pero no podemos afirmarlo. En todo caso, tiene usted razón. La historia reciente enseña que quienes han gobernado recobran vigencia después de dos periodos. Da la impresión de que no somos un país reeleccionista. Así que hay que mirar esto con calma, todo este debate me parece adelantado. Y también me parece que a alguien le conviene mucho que no se ejerza sobre el gobierno la tarea fiscalizadora que corresponde. En presencia del Estado y en materia social el gobierno está muy mal. Ya lo he dicho antes, pero en esa materia solo he escuchado el eco de don Isaac. En eso, don Isaac y yo estamos muy de la mano (sonríe).
Quiero volver al tema de la primera dama. Si, como usted dice, se busca un subterfugio para que postule la primera dama, se tendría que elegir entre dos caminos. El primero, una modificación de la Ley Electoral en el Congreso, con los votos fujimoristas; y, el segundo, una impugnación ante el Tribunal Constitucional...
No sería necesario lo del Tribunal Constitucional; bastaría con un pedido ante el Jurado Nacional de Elecciones para que evalúe la constitucionalidad de la ley (que impide que Nadine Heredia postule).
De acuerdo, ¿y recurrir a estos subterfugios no sería la primera debilidad de esta candidatura?, ¿quién va a votar por una candidatura surgida de un pacto político?
Se lo digo más duramente. Si las elecciones fueran mañana, con lo hecho por este gobierno, que ni sueñen con la reelección. Este gobierno no se puede sentir tranquilo por lo que ha hecho. De modo que, soñar con la continuación, a través de la figura de la cofundadora del proyecto, al día de hoy, es un sueño muy poco realista. Este gobierno debe explicarles a sus electores por qué ha virado, en el sentido correcto, pero igual debe una explicación. Además, debe cumplir las promesas que hasta ahora no ha honrado. Y, finalmente, debe administrar los recursos públicos con eficiencia para implementar los programas que ofreció.
¿Y no habrá otros actores interesados en que continúe el debate sobre la candidatura de la señora Heredia? Por ejemplo, hemos visto reclamar a Alan García por los derechos de la primera dama. Eso es parecido a cuando la invitaba a usted a bailar marinera, pero luego, en campaña, la bautizaba como candidata de los ricos.
Bueno, habrá que decir, en relación con ese episodio que usted comenta (el de la marinera), que él se lanzó al ruedo, tuvo eco, pero luego se chupó y no quiso bailar (se ríe). Alan García va a ser un jugador el 2016, aunque ahora lo niegue. Creo que es su sueño. Y, digamos, pasado el tiempo tendrá un mensaje que ofrecer. El García 2 fue infinitamente superior al García 1, de modo que algo tiene que decir. Claro está que nada lo haría más feliz que entregar la banda presidencial nada menos que en el bicentenario del Perú.
Dicho sea de paso, mañana (sábado) visitará el local principal del Apra. ¿A qué va?, ¿a explicarles que no era la candidata de los ricos?
Qué bien enterado está. Pero no, voy a una cosa mucho más interesante. Voy a plantearles a los jóvenes algo en lo que creo; que en 1979 el Apra y el PPC trazaron un proyecto de país. Pero, para ser autocrítica, debo decir que en los 80 los demócratas y los partidos en el gobierno no supieron administrar ese proyecto de país que se plasmó en la Constitución de 1979, y ese error condujo a un gobierno autoritario. A esos jóvenes quiero decirles la importancia que tiene que dos partidos organizados retomen ese proyecto, eso no significa un cogobierno.
En la entrevista que le dio a Somos, la palabra que usó para este diálogo con el Apra es entendimiento, o sea sí hay un proyecto común.
Mire, hace algunos años, de mis labios eso hubiera sido impensable. Yo me confieso muy crítica del Apra, porque me ha tocado una etapa histórica muy particular; yo nací a la vida política enfrentando el desastre aprista del 85 al 90. 
De allí su frase célebre: "Alan García le saca la vuelta al Perú".
Es verdad, pero yo soy una convencida de que a partir del 2016 tenemos que retomar un gobierno con consistencia partidaria. Esa es la misión del Apra, el PPC o Acción Popular. La propia izquierda tiene que participar, ojalá que pueda reagruparse.
¿Y este es un entendimiento con el Apra o con Alan García?
No, este es un entendimiento entre partidos. Pero el primero que debe de estar convencido de esto es Alan García. Él tiene sobre su partido un liderazgo indiscutible como el de la canción, porque su palabra es la ley.
¿Y va a ser fácil sentarse a la mesa con Alan García? En su segundo gobierno usted dijo que él estaba a la derecha de Bush, lo identificó con un sector rancio y conservador.
Bueno, Alan García 2 tenía que ser muy distinto del Alan García 1. Y en su afán por ser distinto se fue al otro extremo...
Al extremo en el que él la había situado a usted.
Sí. ¡Yo era una comunista al lado de García! (se ríe). Y ahora se pasea por eventos internacionales pontificando sobre una línea ortodoxa en materia económica. Él tiene la fe del converso. Pero, en balance, su segundo gobierno es muy superior al desastre del 85.
¿Y no es un riesgo hablar con el Apra? Sus últimos aliados no han sido muy fieles con usted.
En primer lugar, yo estoy expresando mi punto de vista porque usted me está pidiendo mi opinión. Esta es la tercera o segunda vez que lo digo, y no vaya a creer que siquiera he tenido eco. Hasta podrían ser ideas personales que no van a tener ninguna resonancia. Yo cumplo con decirlas.
Durante los veinte minutos que llevamos conversando, Lourdes Flores me ha atendido en la misma mesa amplia, del hotel Crowne de Miraflores, en la que minutos antes los miembros de la Organización Demócrata Cristiana de América distinguieron a Luis Bedoya Reyes. Fue una ceremonia a la que asistieron viejos militantes del PPC. Verlos le recuerda a Lourdes Flores su surgimiento como figura pública. 
¿Siente que usted es una excepción? Se lo digo porque a pesar de haber sido derrotada en las elecciones municipales no ha promovido la revocatoria. Es, si se quiere, una adversaria leal.
Me alegro, y ojalá que así se me juzgue. Al interior de mi propio partido hay un debate sobre el tema. Si usted ve los correos y las redes sociales, encontrará voces juveniles y maduras que son muy críticas con mi posición. Yo les he respondido con toda sinceridad que no pretendo forzar ninguna decisión personal. Me parece, incluso, que el partido no tendría que imponer una línea única sobre el tema.
¿Dejarían en libertad a los militantes del PPC para apoyar o no la revocatoria?
Me parece que sería lo sensato. Este es un tema muy personal, cívico. Ahora, yo he querido decirles a todos, a mis rivales y a los de casa, que quiero demostrarme en esta coyuntura, y perdóneme la falta de modestia, como una demócrata. Yo creo que cuando uno pierde unas elecciones la otra persona se convierte en la autoridad. Así es la democracia.
Ahora, usted me dice que dejarán en libertad a los militantes del PPC cuando se vea lo de la revocatoria. El problema es que los propios regidores del PPC están incluidos en el proceso. ¿Los van a dejar solos?
Mire, yo he dicho lo que pienso, porque creo que la señora Villarán debe cumplir su mandato. Pero usted me pone frente al deber de cualquier pepecista. Porque así como no me corresponde defender a la gestión del municipio, porque serán ellos mismos los que se defiendan, sí voy a salir a decir, en cuanto espacio tenga, lo orgullosa que me siento de los regidores del PPC. Me alegra el haberlos elegido para que sean mi equipo. Yo me pongo en campaña para que permanezcan en la función pública, porque creo que lo están haciendo bien.
La incógnita es si el señor Castañeda hará lo mismo que usted, si defenderá a sus regidores o permitirá que revoquen a todos para optar por la reelección.
Lo que puedo decir es que Lucho Castañeda hijo, que postuló por Solidaridad Nacional, es una figura joven de enorme prestancia.
El mitin contra la estatización de la banca propuesta por Alan García, en 1987, sirvió como su trampolín para convertirse en figura política. Fue una ventaja además porque tuvo al frente a un gran adversario. Los actuales congresistas del PPC, aunque eficientes, no tienen esa proyección. ¿También les falta un gran enemigo?
Mire, esa fue sin duda una oportunidad singular, que se la agradezco a Antonino Espinoza. Claro. No todos los días se le brinda a un político joven la oportunidad de enfrentar a un presidente. Pero hay que ver qué es lo bueno que tiene en este momento el PPC. Si mira nuestra bancada, tiene figuras importantes. (Juan Carlos) Eguren, que se ha dedicado a fiscalizar el gasto público. Luis Galarreta, que ha presidido con solvencia la Comisión de Economía. Marisol Pérez Tello, que está desarrollando temas en los que no hemos sido fuertes: derechos humanos, medio ambiente e indigenismo. Nosotros decimos que es la caviar del PPC (se ríe). Alberto Beingolea ha pasado del mundo del deporte a presidir la Comisión de Justicia, donde ha mostrado sus dotes de jurista. También están las dos congresistas reelegidas: Lourdes Alcorta y Gaby Pérez, y finalmente está Javier Bedoya, que es el más experimentado de todos.
Si usted tuviera que cambiar algo de su propia trayectoria, ¿qué cambiaría?
Ese es un ejercicio de reflexión sobre mí misma y le doy gracias por la oportunidad. Dándome el aire necesario diría que una persona que ha postulado dos veces y se queda por poquito, necesariamente siente pica. Y si esa misma persona llega al campo municipal y también falla debe preguntarse en qué se está equivocando. Yo tengo que haber fallado en muchas cosas. No supe conquistar a quienes debía, no supe responder lo que tenía que responder. ¿Tengo que cambiar de discurso? ¿El mundo ha cambiado y los jóvenes de este Perú aspiran a otra cosa?
¿Y qué se ha respondido?
Pues habrá una respuesta si yo decido estar nuevamente en la primera escena (sonríe). Ahora estoy en una etapa de reflexión que viene acompañada de cosas útiles, como el estudio en profundidad. Estoy estudiando el tema de la economía social de mercado, y cada día me convenzo más de que esa es la respuesta que el Perú merece.
¿Y sigue litigando?
Pero por supuesto. Sigo mi ejercicio profesional a plenitud.
¿Cómo se calificaría como abogada?
Soy una tenaz defensora de la causa propia, pero creo que soy una mujer muy conciliadora.
¿Y usted se contrataría a sí misma si tuviera un problema legal?
Con sinceridad le digo que sí (lanza una carcajada).
Aunque ha tenido problemas en su vida política por los casos que ha llevado.
(Piensa unos segundos). Bueno, sí. Mi vocación política y mi vocación profesional han convivido siempre, y se han dado momentos de conflicto. Yo no me arrepiento de que en esos momentos de conflicto mi ser abogada me haya ganado.
¿Siente que es una mujer solitaria?
No, no. No he formado un hogar ni he contraído matrimonio, pero me jacto de tener una relación de mucho afecto. Para mí, este año que está terminando ha sido muy duro. He perdido a mi padre, que era una de las personas con las que tenía más cercanía. Pero cuando uno es una persona de fe ese vacío se llena con la certeza de que Dios sabe por qué obra así.
Cuando transcriba esta entrevista, ¿cómo debo describirla: como ex candidata o solo como pepecista?

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JAIME ESPEJO ARCE