miércoles, 7 de noviembre de 2012

Kenji ‘hunde’ a su padre



Los relojes marcaban la una y veinte de la tarde y nadie sabía dónde estaba el hijo menor del expresidente Alberto Fujimori, quien había citado a la prensa a la una de la tarde en la casa de su hermana Keiko, el lugar escogido para que el congresista explique el por qué su padre no podía ser acusado de vivir en una “cárcel dorada”.

“¿Ya están listos, muchachos?”, preguntó el coordinador de la conferencia de prensa a los periodistas presentes, quizá sin imaginarse que lo que venía en los próximos diez minutos sería un ‘espectáculo’ de cinismo y torpezas, que en vez de ayudar al reo exmandatario terminarían por sepultar sus esperanzas con miras a un posible indulto humanitario.

De pronto apareció Kenji algo nervioso y comenzó a acomodar repetidamente un croquis del penal Barbadillo, ubicado al interior de la sede de la Diroes en Ate- Vitarte, para luego comenzar con su exposición. ¡No lo muevas, Kenji, Kenji… mira al frente!, decían los colegas, frases que a la postre dieron inicio a las palabras de bienvenida del benjamín de los Fujimori Higuchi.

“Muy buenas tardes, señores periodistas. El motivo de esta rueda de prensa es por un tema breve y puntual, debido a que en estos últimos días se han dado versiones inexactas (en relación) al centro de reclusión de mi padre, Alberto Fujimori”, dijo con una forzada voz seria e indignada.

Su exposición arrancó con una explicación de las áreas de color morado del mapa que pertenecían al INPE y las denominó “dependencias administrativas”. Luego indicó que al costado del cuarto de su padre, Alberto Fujimori, estaba la “Sala de abogados”, donde recibía a su defensa, César Nakazaki. Luchando para no perder su impostada oratoria, subrayó que no muy lejos de esta habitación estaba el tópico. “Mi padre acude aquí cuando tiene problemas de presión, él se atiende ahí”, agregó, arrancando algunas risas disimuladas en los colegas. La exhibición de argumentos, al mismo estilo de un alumno chancón, continuó especificando otras áreas como el dormitorio del ¿personal femenino?, la oficina del director y el ‘depósito’ del INPE.

“Respecto al área de color verde de aquí y esta de acá (del mismo color y tamaño que el cuarto de Fujimori) son las llamadas áreas comunes. Por ejemplo, este es el comedor y sala de visitas, área que existe en cualquier centro penitenciario del Perú y del mundo”, remarcó, tratando de sonar convincente.

Incluso se animó a resaltar la zona donde Fujimori Fujimori recibe sus clases de pintura, “de acuerdo al régimen penitenciario que le corresponde”.

Casi en la mitad de la presentación, el congresista ‘anaranjado’ volvió a alzar el puntero plateado y presionó fuertemente en la maqueta una parte de color gris en forma de cruz alargada a la que llamó el “patio”, sitio donde Fujimori puede pasear desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde. “El patio también existe en cualquier centro penitenciario del Perú y del mundo”, insistió en voz alta generando la burla de los propios periodistas quienes se miraban atónitos.

LA PARTE ‘IMPORTANTE’

Kenji Fujimori se guardó para el final la parte ‘medular’ de su exposición: “Finalmente quiero explicarles lo más importante. Ustedes saben que en estos últimos días se ha dicho que mi padre tiene una celda dorada, que tiene gollerías, una vivienda de 800 metros cuadrados con sala de masaje… Eso, señores periodistas, es totalmente falso”, manifestó.

Casi ya paporreteando, el parlamentario de Fuerza 2011 reiteró que el cuarto de su padre, un cuadrado amarillo en la maqueta, medía 14m2 y no 800m2. “Caaaatooorceee metros cuaaaadradooos”, dijo con un énfasis, casi emulando al conocido ‘tampoco, tampoco’.

Asimismo, aseveró que en este dormitorio cabía espacio para una cama, dos sillas, un estante para los libros de su padre, un closet y los servicios higiénicos, características que a su criterio, eran suficientes para “desmitificar” la versión de que el reo Alberto Fujimori vivía en una ‘cárcel dorada’.

“No se puede hablar de un centro recreacional, no se puede hablar de una vivienda de 800m2. Esas son versiones inexactas y con cierto grado de maldad. Esta es la casa de Alberto Fujimori”, expresó con un sonoro ‘gallo’ que tiró por los suelos su intento de mostrar una voz ‘segura’ y ‘ecuánime’.

Este momento de debilidad fue aprovechado por los periodistas quienes le recordaron que su padre tenía ‘ciertos beneficios’, como las visitas sin restricciones de horarios, reuniones partidarias y el recordado ‘permiso’ para realizar la boda de su hija Sachi en las instalaciones de la Diroes.

“Eso ya lo explicó el exmi- nistro Aurelio Pastor en su debido momento, ahora estoy mostrando la distribución física del centro de reclusión de mi padre”, respondió alzándole la voz al periodista.

Sintiéndose acorralado, el menor de los Fujimori Higuchi recordó que en el caso de las visitas de los congresistas, el doctor Aguinaga no tenía horarios porque “siempre iba a controlar su salud”, mientras que sus hermanos y él iban para “llevarle siempre sus alimentos”.

Sin embargo, presintiendo que llegarían más cuestionamientos punzantes solo atinó a decir: “Señores periodistas, muchísimas gracias. Doy por concluida la rueda de prensa, les agradezco por su tiempo”.

Kenji Fujimori consiguió, de este modo, que la opinión pública confirme que su padre, el reo expresidente, goza de un comedor/sala de visitas de 18 metros cuadrados, cocina, dormitorio con closet y servicios higiénicos de 14 metros cuadrados. También de un patio, un taller donde se dedica a la pintura y se le ha asignado un tópico para cuando se sienta mal. Su padre se puede desplazar en el patio y áreas comunes durante casi todo el día y tiene tres días de visita a la semana. Y dice que “no se puede hablar de cárcel dorada”

Ahora que el benjamín de Fujimori abrió la Diroes, solo queda que el gobierno permita el ingreso de la prensa para confirmar si ‘la casa de Fujimori’ o el ‘centro penitenciario de su padre’ (como lo llamó Kenji) es realmente una ‘cárcel dorada’ o ‘un lugar de reposo’.

EL DATO
Kenji afirmó que su familia no critica las instalaciones del penal Barbadillo, sino “el encierro, aislamiento y soledad” en la que se encuentra su padre, porque “le produce estrés, depresión y que su enfermedad sea más recurrente.