Ese es el dinero que Alberto Fujimori puso en las manos y bolsillos de Vladimiro Montesinos para acabar con la imagen de los políticos no alineados.
Por: RAFAEL RODRIGUEZ CAMPOS
El resultado era previsible, el pronóstico se cumplió, hace unos días, la Corte Suprema de Chile decidió aprobar la ampliación de la extradición de Alberto Fujimori, sentenciado por delitos de violación a los derechos humanos y diversos actos de corrupción en nuestro país. Esta vez la justicia chilena encontró razones más que suficientes para determinar que de las pruebas aportadas por el Estado peruano, existen indicios razonables que acreditan la responsabilidad penal de Fujimori en el caso de los “Diarios Chicha”.
En los considerandos de la resolución se estableció que Alberto Fujimori dispuso el manejo de los medios de prensa escrita, con el ánimo de favorecer su reelección para el periodo 2000-2005. Y que para llevar a cabo este operativo, ordenó a los ex Comandantes de las Fuerzas Armadas y a su ex asesor, Vladimiro Montesinos, desviar fondos públicos de los institutos de la Fuerza Aérea y Ejército Peruano al Servicio de Inteligencia Nacional, bajo la modalidad de gastos reservados, colocando en manos de su asesor miles de soles que nos pertenecían a todos los peruanos.
En el informe fiscal se concluye que fue su condición de Presidente de la República y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, las que le permitieron a Alberto Fujimori, intervenir directamente en diversos órganos y ordenar a una pluralidad de autoridades y funcionarios la comisión de diversos actos ilegales relacionados todos ellos con el financiamiento de su campaña electoral, hechos que sin lugar a dudas ponen en evidencia su responsabilidad directa, al haber manipulado la administración del dinero de todos nosotros para usarlo en su beneficio personal.
Como se recuerda, Alberto Fujimori intentó por todos los medios alcanzar su segunda reelección. Uno de ellos fue la elaboración de psicosociales para ser difundidos por los medios de comunicación con el objetivo de manipular a la opinión pública para apuntalar su candidatura y su condición de líder irremplazable. Alberto Fujimori, ayudado por Vladimiro Montesinos, no solo compró con dinero público la línea editorial de los principales medios de comunicación televisivos, sino que engendró a un grupo de “Diarios Chicha” (la denominada prensa basura) que tuvo por misión minar la imagen de los candidatos opositores recurriendo a prácticas viles como la difamación, injuria y calumnia.
Pero más allá del daño que a toda democracia le hace el uso indebido de fondos públicos para fines subalternos, práctica que no es otra cosa que la muestra más evidente de los niveles de corrupción registrados durante sus diez años de Gobierno, el caso de los “Diarios Chicha” es paradigmático pues inauguró en nuestro país un capítulo de nuestra historia en donde el oprobio y la agresión verbal, el insulto y calumnia impresos en tinta llenaban los titulares de diarios de cincuenta céntimos, enrareciendo el clima electoral y envileciendo la política en un país en donde el señor Alberto Fujimori buscó derogar la honra de todo aquel que se oponía a su voluntad y se negaba a ser parte de la mafia que él dirigía.
En la resolución de la justicia chilena, no sólo se establece la presunta responsabilidad penal de Alberto Fujimori, sino que por vez primera se lanza una cifra (conservadora) del monto total del dinero que Alberto Fujimori se apropió y derrochó repartiéndolo entre las salas de redacción de estas cloacas periodísticas. La cifra de este dinero mal habido es de 122 millones de nuevos soles. Ese es el dinero que Alberto Fujimori puso en las manos y bolsillos de Vladimiro Montesinos para acabar con la imagen de los políticos no alineados.
Este será un nuevo juicio que Alberto Fujimori deberá afrontar, será una nueva oportunidad para que todos los peruanos sepamos a ciencia cierta el nivel de podredumbre moral y ética al que este señor nos condenó durante casi una década. No obstante ello, parece que la estrategia de la familia Fujimori será otra, o en todo caso, será la misma que han utilizado en otros procesos en donde para evitar que el Perú entero recuerde la manera sistemática como él y sus solícitos colaboradores delinquían, decidieron que Alberto Fujimori se acogiese a la conclusión anticipada.
Más allá de ello, de la posible estrategia judicial que la defensa de Alberto Fujimori ensaye, es importante que los peruanos no perdamos la memoria, que recordemos los errores cometidos en el pasado, que miremos con objetividad y sin apasionamientos los años de la década de la ignominia para proponernos no volver a pisar el palito, caer en la trampa de aquellos que hoy en día tratan de ocultar esta información, tal y como ha ocurrido en este caso, basta con mirar el tratamiento que algunos medios de comunicación le han dado a esta noticia, para darnos cuenta que la mafia sigue operando y que la campaña de victimización pro indulto continuará durante mucho más tiempo.
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JAIME ESPEJO ARCE