Esta mañana, luego de varias horas de incertidumbre, el presidente Ollanta Humala anunció un duro golpe a la facción de Sendero Luminoso que opera en el VRAEM: la Brigada Especial Antiterrorista (conocida también como “Lobo”) abatió a tres altos mandos militares de la organización, conocidos como “Alipio”, “Gabriel” y “Alfonso”. La operación, que incluyó la captura de información importante sobre esta agrupación, no tuvo bajas militares.
Sin duda, la noticia ha saludada desde todos los sectores políticos y sociales y le brinda respiro a un gobierno que ya comenzaba a sentirse agobiado con la baja de aprobación y su propio aislamiento. Asimismo, Wilfredo Pedrazapuede respirar algo más tranquilo - aunque no del todo - frente a la interpelación que afrontará en el Congreso de la República el jueves.
Más allá de las repercusiones políticas de esta operación militar, un hecho incontrovertible de la operación es que el cambio en la estrategia en el VRAEM comienza a rendir frutos. En particular, las acciones de la denominada Brigada Lobo, conformada por miembros de la Policía Nacional del Perú y de las Fuerzas Armadas, quienes por fin trabajan conjuntamente, sin ponerse cabe entre ellas. En octubre, Ángel Paéz señaló en La República que:
Una de las primeras decisiones fue entregar a la policía especializada, la Dircote, la responsabilidad de la obtención de información de inteligencia sobre la organización terrorista del Vraem, con la contribución de la Divinesp de la Dirandro, y se delegó a las Fuerzas Especiales Conjuntas (FEC) la ejecución de las operaciones.Como resultado, la Brigada Especial Antiterrorista, mediante la ejecución de las operaciones “Albergue”, “Nuevo Horizonte” y “Mantaro”, ha penetrado en territorio enemigo como nunca antes y ha identificado a la totalidad de los miembros de la Dirección Central y a los principales “mandos militares”.La detención de los 12 senderistas –algunos de los cuales se han acogido a la Colaboración Eficaz–, así como los documentos y los manuscritos encontrados en poder del “camarada William”, contribuye decisivamente en el conocimiento más profundo de la organización terrorista, cuya vulnerabilidad ha quedado al descubierto. Los senderistas creían que las fuerzas del orden nunca llegarían a sus zonas de refugio. Eso ha cambiado radicalmente. Ahora ya no se pueden sentir seguros en ninguna parte.
Producto de este trabajo, que comenzó luego de la captura de “Artemio” en el Alto Huallaga, se han conseguido otros triunfos militares en los últimos meses. Entre ellos, la incautación de la lap top del hoy abatido “Gabriel”. Aquí un informe de Jonathan Castro al respecto:
Lo cierto es que, luego del desastre de la Operación Libertad, se han podido aprender las lecciones en el campo militar y comienzan a obtenerse resultados importantes en una zona del país que requiere, además de continuar con esta nueva estrategia, de componentes sociales y económicos que impidan al narcotráfico operar en la zona. He allí el otro gran reto de este gobierno.
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JAIME ESPEJO ARCE