Venezuela amaneció con la resaca y los restos de confeti y serpentina de una fiesta en la que sólo participó la mitad de la población. En concreto el 54% de los votantes que dieron su apoyo a Hugo Chávez. "Seis años más" tituló en portada el diario 'El Universal', el único que llevaba un titular interpretativo para la apabullante victoria.
Sin embargo, la elección de ayer deja varias conclusiones. La primera es la ausencia de violencia, que ha ensombrecido otros comicios. Había mucho temor a la reacción de cualquiera de las dos partes y sin embargo tanto Henrique Capriles como Hugo Chávez tuvieron un comportamiento ejemplar aceptando los resultados inmediatamente después de que el consejo electoral anunciara los resultados oficiales. Horas antes el Ejército había denunciado la existencia de un plan detectado por los servicios de Inteligencia para causar disturbios.
Otro dato destacable es la impresionante participación, que fue otra de las características más relevantes de la jornada. Más del 80% del padrón electoral acudió a las urnas. Una participación sin precedentes para un país de América Latina en el que no es obligatorio ir a votar, como sucede en otras naciones.
La tercera conclusión tiene que ver con la oposición, que perdió las elecciones pero ganó un líder. El movimiento aglutinado en torno al MUD (Mesa de Unidad Democrática) logró un millón y medio de votos más (6’1 frente a los 4’3 logrados por Rosales en las elecciones de 2006) pero Capriles tendrá que enfrentar a partir de ahora las cuchilladas de sus propios 'compañeros' dentro del movimiento y del Gobierno bolivariano sin protección alguna. Una travesía por el desierto para la que no cuenta con presencia institucional ya que no estará en la Asamblea ni tiene cargo de representación alguno.
Sin embargo, su discurso en la derrota, de hombre de Estado, lo catapulta al liderazgo. Un discurso conciliador que nada tiene que ver con las tensiones del pasado: "para saber ganar hay que saber perder" dijo. "El pueblo ha hablado y el pueblo es sagrado" concluyó.
Paralelamente el chavismo también creció, apenas 400.000 votos, pero muestra su fortaleza a pesar de la enfermedad del bolivariano. Otro de los factores importantes fue cómo la maquinaria chavista ahogó la ola de fervor en la que venía subido Capriles. A lo largo de tres meses se han usado ingentes recursos públicos al servicio de la causa, hasta el día previo de la votación en que se estuvieron entregando casas como parte del proyecto 'misión vivienda' o violando la ley electoral que exige silencio a los candidatos. Chávez sin embargo decidió dar un mitin y una rueda de prensa ante las cámaras pocas horas antes de que abrieran las urnas.
El futuro
De ahora en adelante es un misterio lo que ocurrirá con Chávez y el cáncer que padece. Dos veces anunció que estaba enfermo y seis que se curó. Aunque las filtraciones médicas señalan todo lo contrario. Según la Constitución Bolivariana si Hugo Chávez fallece durante la primera mitad de su mandato deberá convocar elecciones. Si lo hace después de 2016, el vicepresidente -Elías Jaua- asumiría el poder.
En los últimos meses Chávez ha estado inusualmente desaparecido o con apariciones puntuales. Durante la campaña bajó el ritmo y se centró en una campaña menos 'de tierra' y más de aire, con amplia presencia en los medios de comunicación. Chávez supo regular sus fuerzas y combinar el derroche de energía en las presentaciones públicas con mensajes transmitidos en las cadenas de radio y televisión, que están obligados a transmitir todos los medios audiovisuales.
El dirigente opositor Carlos Vecchio, del equipo de campaña de Capriles señaló que durante 2012 Chávez "duplicó" el tiempo de exposición mediática. Durante los tres meses de campaña Chávez ha hecho 27 cadenas presidenciales. "El tiempo de duración de todas estas cadenas es de 2,597 minutos, más de 43 horas", dijo con mediciones en mano.
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JAIME ESPEJO ARCE