¡No al Fujimorazo!
Escribe: Ernesto de la Jara
Los fujimoristas están a la caza de indultos humanitarios otorgados a personas que no los habrían merecido, por no tener enfermedades lo suficientemente graves. Un estrategia torpe porque están diciendo: un indulto irregular más – el de Fujimori – qué importa.
La prepotencia con que actúan es indignante. Kenji vocifera como si siguiéramos en los años en que papá y tío Vladimiro se habían apoderado del país. Que alguien le explique que de lo que se trata es de un perdón prohibido, y que si se contempla es solo por razones humanitarias. También habría que explicárselo a Marta Chávez, quien se ha atrevido a decir que el perdonado podría dedicarse a la política.
Con qué descaro utilizan a los indultados en sus argumentos, cuando se trata de inocentes que fueron encarcelados por la espantosa legislación antiterrorista dada después del golpe del 5 de abril. El mismo Fujimori tuvo que indultar a más de 500; pero no es que le perdonara la condena, sino que los liberó reconociendo que no habían cometido ningún delito, al punto que dio otra ley eliminando sus antecedentes penales. La Comisión ad hoc calculó que solo sus indultos evitaron 4,789 años, 7 meses y 20 días de prisión injusta.
Se miente como en los 90. Según los fujimoristas Lanssiers integró la Comisión de los años de Fujimori, pero no la Comisión de Indulto de los años de Paniagua. Falso: también estuvo en la segunda (R.S. N 323- 2000-Jus), y firmó los indultos que ellos cuestionan.
El congresista fujimorista Aguinaga (sí, el mismo que fue Ministro de Salud en la época de las miles de estilizaciones forzadas,), suele cuestionar dos casos. El primero es el de una persona a la que se le habría dado indulto humanitario teniendo solo “hemofilia, gastritis medicamentosa y artritis”. Pero resulta que dicho señor nunca recibió un indulto humanitario, sino otra gracia que no tenía nada que ver con su salud, y fue recomendada por las dos comisiones referidas.
El segundo caso lo pretende comparar con el de Fujimori, cuando no hay ni el más mínimo punto en común. Se trata de un estudiante detenido a los 19 años, torturado en la Comisaría y la Dincote, condenado por un Tribunal sin rostro a 10 años . Luego de varios años de estar en un régimen cerrado en el penal de máxima seguridad de Castro Castro, se le desató la diabetes 1 (insulino dependiente), es decir, la peor. Casi nunca había insulina en el penal y cuando la había tenía que tener la autorización para pasar por 6 puertas con sus respectivos candados y vigilantes. Era casi imposible ir a un hospital e impensable tener la dieta indispensable. Las condiciones de hacinamiento – una celda de 1. 60 por 2.30, compartida con otras dos personas - ocasionaron que se contagiara de TBC y llegó a desarrollar un cuadro de raquitismo y de inmunodeficiencia.
El indulto humanitario tardó más de dos años y se le otorgó a 7 meses de cumplir su condena, a fin de evitar un mortal coma diabético, que en esas circunstancias era casi inminente.
Se critica que la mayoría de los indultados hayan sido patrocinados por los organismos de DD.HH. Muy simple: ¿quién más se preocupaba por este tipo de casos? No es gratuito que alrededor del 70 % de los indultados tanto de Fujimori como de Paniagua fueran casos defendidos por dichas ONG. Si Lanssiers y el autor de este artículo fueron convocados a la Comisión de Indulto de Paniagua, fue debido a que públicamente veníamos alertando que esas mismas ONG (incluida la de los abogados de Lanssiers ) defendían a unos 200 inocentes todavía en prisión.
Compartimos lo que dijo EL Comercio en un editorial excelente:
“… si Fujimori es indultado luego de comprobarse que padece una situación médica extrema, este indulto no debe darse como un reconocimiento a su trayectoria, sino a pesar de esta y solo porque el Estado Peruano no debe mostrar, frente a su situación humana, el mismo cinismo y la misma insensibilidad que él tantas veces desplegó desde el poder”.
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JAIME ESPEJO ARCE