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Hace un año el Perú, en plena campaña electoral, se debatía entre el continuismo y la diferencia. Esta última era encarnada por el entonces candidato Ollanta Humala. Ahora que ya es Presidente, ¿se nota la diferencia con anteriores gobiernos? Responden la periodista Zenaida Solís y el sociólogo Nelson Manrique.
El lema del presidente Humala en campaña fue “en la honestidad está la diferencia”, y prometió luchar contra la corrupción. ¿Se nota la diferencia?
Zenaida Solís: A Ollanta Humala le está costando recordar lo que había prometido en campaña. La lucha contra la corrupción y la seguridad ciudadana iban a ser impulsadas de manera vigorosa. El perdón que le ha otorgado al Ministro del Interior, un militar firmante de esa vergonzosa acta de sujeción a Montesinos, es torcer la mano, mirar para otro lado. Quizá no encuentre otra manera de hacer las cosas, pero eso le está costando mucho en materia de incumplimiento de sus promesas.
Lo mismo ocurre con la minería. Él obtuvo los votos de los descontentos con la minería tradicional. Cientos de años de explotación han dejado poblaciones míseras. Los pobladores y pobladoras de esas zonas no ven que la riqueza de sus tierras haya sido compartida con ellos. Una nueva forma de hacer política significaba asumir la responsabilidad específica de que la minería moderna ingrese con la suficiente responsabilidad social y que las ganancias se compartan. Detrás de las protestas también hay gente que busca hacerse un nombre político, eso es verdad. Pero cuando Ollanta preguntó en Cajamarca si ellos tomaban agua u oro, dejó un mensaje claro: que se iba a oponer a la minería que se negara a sus responsabilidades sociales y ambientales. Y eso se puede hacer; lo hacen en otros países.
Nelson Manrique: No se percibe que haya una efectiva lucha contra la corrupción, y esto tiene que ver con cálculos políticos. Fue una muy mala señal para el país la cuerda que le arrojaron los nacionalistas a Chehade para encubrir un hecho de flagrante corrupción. Cuando se consiguen votos para este tipo de enjuagues, inevitablemente te pasan la factura. Eso va mellando el discurso moralizador. Y cuando empiezan a haber otros tipos de cálculos sobre, por ejemplo, cómo armar la Mesa Directiva del Parlamento, eventualmente los fujimoristas podrían apoyar la modificatoria de la ley electoral para que Nadine sea candidata. Y así sucesivamente. Cada vez se siente que volvemos a caer en el mismo pantano donde todas las iniciativas anticorrupción se van dejando de lado. Lo mismo pasó con la megacomisión en la que fueron claves Ollanta Humala y Abugattas para que Javier Diez Canseco no la presidiera. Solo el Presidente mismo puede contestar si tenía pensado desde un inicio desentenderse de estas promesas, o si es algo que sucede a partir de las correlaciones que va armando por las decisiones que toma.
Gana Perú fue uno de los más activos críticos del gobierno aprista. ¿Hay un respaldo real a la megacomisión que preside el congresista Tejada?
Zenaida Solís: Tengo varias dudas con respecto a la actuación de la megacomisión y cómo es que se han filtrado borradores. Pero no he profundizado. Me parece que ahí hay un trabajo que no está siendo conducido de manera clara, transparente. Se afirma que los colegios emblemáticos están lejos de ser la maravilla que dicen los apristas que son ahora. Pero, por otro lado, García señala que es pura envidia y que los colegios están ahí. Me daré una vuelta.
Sin duda, García podría salir favorecido si no se llega a probar a nada. La estamos pasando muy mal con las comisiones investigadoras. Investigan y no pasa nada. Si queremos que la corrupción no continué, tienen que pasar cosas. Las comisiones investigadoras tienen que llegar a conclusiones.
Nelson Manrique: No hay suficiente voluntad política, y el APRA tiene los mejores cuadros para bloquear cualquier investigación, cualquier campaña contra la corrupción, y se están batiendo en el terreno que ellos más dominan. Primero neutralizaron al que representaba mayor riesgo, que era Javier Diez Canseco. Si hubiese voluntad política ellos no tendrían capacidad de maniobra, pero como no la hay, el APRA tiene un gran espacio.
Para el APRA, Alan García es un capital político que deben cuidar completamente, porque sin él no llegan ni al 2% de la votación. Y las expectativas para el 2016 pasan por que García vuelva a ser candidato. Aunque él salió muy magullado de la Presidencia, su capital electoral está por ahí.
"El APRA tiene los mejores cuadros para bloquear cualquier investigación, cualquier campaña contra la corrupción, y se están batiendo en el terreno que ellos más dominan" - Nelson Manrique.
La popularidad del presidente Humala no guarda relación con los últimos escándalos (ha bajado pero aún es alta). ¿A qué se debe este respaldo popular?
Zenaida Solís: Él maneja bien sus comunicaciones; sale y habla poco. Después de tener políticos verborreicos, a la gente le gusta eso. Fujimori llegó a decir: “Yo hago obras y después hablo”. Así no es la democracia. La democracia es al revés: es transparencia, es compartir con la gente, concertar. Ése no es un valor que la ciudadanía tenga en cuenta. Todo lo contrario: a veces les gusta la mano dura que en Humala es fácil de notar por su formación militar.
Sus apariciones calculadas con la población solo sirven para un rato. Su aprobación ya está bajando, porque, desgraciadamente, hay tragedias que se pintan enteras. La muerte de militares y policías en el VRAE nos grita que debemos buscar soluciones a un problema antiguo. Se esperaba que un Presidente con formación militar pudiera haber abordado de mejor manera estos hechos. Esto no debería estar pasando, ni que no haya sido capaz de nombrar a las personas adecuadas para hacerse cargo.
Ha tenido un efecto teflón del que gozan todos los presidentes que inician un gobierno, pero ya se le acabó. Estamos empezando a enfrentar situaciones cada vez más difíciles. La resistencia durísima a la minería le va a hacer tomar decisiones sí o sí.
Nelson Manrique: Ha bajado en su aprobación 3 puntos, pero su desaprobación ha subido 6 puntos. Cuando se observa la confiabilidad de los políticos, la distancia entre el Presidente y su esposa es de 23 contra 7, lo que constituye un dato nuevo de la realidad. La sobreexposición de Nadine fue negativa para su imagen.
No tiene una mayor baja porque en materia económica no se ve un gran deterioro. La misma encuesta señala que hay un gran sector que considera que la situación económica está igual. La gente que indica que estamos peor duplica a la gente que dice que estamos mejor. La posición dominante es que estamos igual, y, visto lo que está pasando en el mundo con la crisis, veo lógico que la gente no se sienta especialmente decepcionada.
Su estrategia de comunicación estuvo funcionando hasta el desastre de la “Operación Libertad”. Fue un golpe muy duro a la credibilidad del Gobierno, así como una llamada de atención para quienes están manejando su imagen. La idea era que estaba capitalizando la liberación de los rehenes, pero los hechos mostraron que todo era un montaje de papel maché.
Algunos ven con preocupación la presencia de Villafuerte y comparan su relación con Humala con la relación Fujimori-Montesinos. ¿Es así?
Zenaida Solís: No es para tanto, pero sí es preocupante. La historia no puede repetirse, porque Humala no es Fujimori. Pero sí siento que es muy fuerte Adrián Villafuerte si es verdad que él es quien ha puesto a Urquizo como ministro y está haciendo los nombramientos que parece está haciendo, si manda en vez de aconsejar. Si eso fuera cierto sería lamentable, porque son el Presidente y el Presidente del Consejo de Ministros los que tienen la prerrogativa de nombrar el Gabinete. Que lo haga el consejero podría ser complicado. No sé qué más está sucediendo, pero se cuentan muchas cosas. Sin embargo, Humala no es Fujimori, y no va a permitir demasiado.
Estamos en un momento crucial. Felizmente, el país en lo económico va bien. En lo social, en lo ambiental, en la mirada hacia el futuro, en la búsqueda de un camino de desarrollo, tenemos que ir igual de bien. Los dos aspectos divorciados no marchan por más que parezca que sí. Si la brecha se agiganta el malestar de los de abajo crece y la prédica radical cala más rápido en la población. Eso es lo que no hay que permitir con buenas decisiones.
Nelson Manrique: No debiera ser un motivo de preocupación si toma un cargo y asume la responsabilidad por sus decisiones. Cuando se produjo la crisis, yo dije que lo ideal sería que lo nombraran Ministro de Defensa, para que no sea un personaje a la sombra, porque tenemos un mal precedente con Montesinos. Lo que hemos aprendido debería prevenirnos para evitar que esto suceda. El Presidente deberá ponerlo en un cargo para que tenga iniciativa, capacidad de mando y, al mismo tiempo, esté en una posición donde pueda responder por sus actos. Todo sobre él está en rumores justamente porque no está sometido al escrutinio público.
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JAIME ESPEJO ARCE