Debe ser que esta baja de chamba, sino no me explico el suicidio político de Lourdes Flores al aceptar ser presidenta del directorio una aerolínea propiedad de un individuo investigado por el presunto delito de lavado de activos provenientes del narcotráfico.
Lo peor de todo (como diría Pocho de Río) es que no sólo es una de las acostumbradas malas decisiones que toma Lulú, sino que ésta tiene un efecto mucho mayor, pues, las opciones de aglutinamiento electoral que buscaba la derecha para hacer frente a sus adversarios a los que llaman “antisistema” se hacen cada vez más lejanas.
Quien puede tomar inmediatamente la posta para liderar el vacío dejado es Alejandro Toledo, ya que Castañeda sólo la pega de segundón.
Toledo, es un político que el electorado pude reconocer fácilmente como gestor del buen momento económico que atraviesa el país; y pese a tener algunos flancos débiles, como sus temas personales, escandaletes familiares, etc, no tiene pendiente significativos casos que lo involucren con corrupción o violación de derechos humanos.
El caso de Lourdes es de antología, pues, se ha vuelta una experta en dispararse a los pies, aunque al parecer en esta oportunidad la bala le cayo, en la cabeza.
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JAIME ESPEJO ARCE