Cambio a pesca de la pota originó renuncia de Majluf (Gestión 07/05/2012)
El diccionario de la RAE define merluzo como “hombre bobo,
tonto”. En este asunto de la merluza, la pota y la reciente renuncia de la aún
flamante Viceministra de Pesquería, la reconocida bióloga Patricia Majluf,
pareciera que alguien va a quedar como merluzo, además de habérsele creado
dificultades al gobierno, que ya enfrenta suficientes problemas con sus
contrincantes políticos y algunos de sus supuestos aliados.
Si bien existe insuficiente información pública respecto a los
hechos, el problema ha sido ampliamente reportado en los medios, (ver) y (ver). Debemos resaltar que la falta de
información sobre los hechos se debe principalmente a la suspicacia y falta de
transparencia en cuanto a las decisiones -y el sustento de las mismas- tomadas
por el Ejecutivo. No ayuda que el IMARPE ni siquiera actualiza los reportes de
seguimiento de la captura de merluza (ver).
La
teoría económica sostiene que una de las fallas de mercado que puede justificar
la intervención del Estado es la existencia de “externalidades”. Este es el
caso de la pesca. Si no se regula la extracción del
recurso, la competencia por extraerlo antes que otro lo haga lleva a la sobre
pesca y a la depredación del recurso. Esto es lo que ocurrió con la
anchoveta a inicios de los años 70, como se observa en el gráfico 1.
El Estado empezó por fijar una cuota global para su extracción. Dicha cuota funciona en la medida que sea fijada de acuerdo a
criterios científicos que aseguren el mantenimiento del recurso y que exista la
fiscalización que asegure su cumplimiento.
Posteriormente, en
una de las pocas reformas importantes adoptadas por el gobierno anterior, el
Estado optó por intervenir de una manera más eficiente en el sector pesquero. La nueva regulación siguió las
recomendaciones surgidas de los estudios del economista y Premio Nobel, Ronald
Coase, y, además de fijar una cuota global de pesca, adoptó también cuotas
individuales por embarcación.
Se puede discutir -como en efecto se hace, y muy acaloradamente-
el mecanismo que se usó para asignar las cuotas individuales, pero también es
cierto que, como en toda reforma, existieron condicionantes políticos que de
alguna manera afectaron su implementación. Quedará la discusión eterna de si
era factible -y si valía la pena- usar mejores mecanismos y sacar adelante la
reforma. En todo caso, se dio un importante paso adelante.
En
la práctica, la regulación de la pesca de la anchoveta, la merluza y otras
especies funciona como sigue. El Instituto del Mar del Perú -IMARPE-
realiza estudios respecto a la situación de la población de la especie y
sugiere al Ministerio de la Producción una cuota global de pesca para el año. Esa cuota debe asegurar la
reproducción de la especie para que la pesca sea sostenible y se basa en
estimados que dan un rango, con una cuota mínima y una cuota máxima, que
ofrecen, respectivamente, mayor y menor grado de certeza respecto a la
reproducción de la especie. (Instituto Peruano de Economía)
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JAIME ESPEJO ARCE