lunes, 27 de octubre de 2014

Benedicto Jiménez ¿En que momento se pasó al lado oscuro?

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Rosa M. Palacios.
La captura de Benedicto Jiménez, este sábado en Arequipa, lo ha puesto nuevamente en las primeras planas. Luce diferente, el pelo oscuro, sin bigote y dicen que con algún estiramiento facial. Su rostro cansado habla de vivir a salto de mata, desafiando a sus perseguidores. En eso era un experto porque Jiménez fue, antes de esta desgracia, un buen policía de investigación, el hombre que preparó a tantos otros policías a realizar magníficas pesquisas que llevaron a su triunfo con la captura de Abimael Guzmán hace 22 años.

¿Qué pasó con este hombre? ¿Los años del retiro lo llevaron por el desvío? Se le conoció por sus pleitos públicos con el general Ketín Vidal, el otro artífice de la captura de Guzmán cuya estrella se apagó con rapidez. Luego, por sus apariciones televisas en programas sobre seguridad. Intentó ser Alcalde de Lima el 2006 bajo el apelativo de “El Sheriff”, pero quedó muy lejos de lograrlo. Luego se enroló en las juntas de Rodolfo Orellana y ahí empezó su verdadera desgracia.

Aunque por unos años, ¿se habrá sentido importante? Se jactaba de ejercer el periodismo y dirigir medios de comunicación. ¿No se daría cuenta que no eran más que pasquines difamatorios contra los enemigos de su jefe? La Fiscalía determinará si existió o no además enriquecimiento ilícito o lavado de activos. Aunque él lo ha negado la Fiscalía lo ha ubicado como gerente en varias empresas de Orellana. Asimismo, ha investigado una serie de bienes a nombre de sus hijos, los cuales por su edad e ingresos jamás hubieran podido obtener.
  
En su último año como operador de Orellana –porque en eso lamentablemente se convirtió- se dedicó a expandir sus querellas contra periodistas. Se llegaron a reunir 22 periodistas denunciados e hicieron pública esta política de amedrentamiento a todo aquel que osara investigar las decenas de denuncias contra la organización criminal Orellana, que ya se amontonaban en perjuicio de cientos de personas privadas o públicas. Apropiación ilícita de inmuebles, fianzas falsas para obra pública y otras modalidades que, la Fiscalía calcula, le permitieron a Orellana amasar una fortuna de 100 millones de dólares.

¿En qué momento se pierde un buen policía? Eso, con mucha tristeza, solo lo puede contestar Benedicto Jiménez.

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JAIME ESPEJO ARCE