24 de marzo de 1994: El autogolpe de Susana Higuchi y la ropa donada del Japón
Martes, 03 de abril de 2012 | 8:23 am
Aquel día la Primera Dama denunció el mal uso de la ropa donada del Japón. La acusación iba contra la familia de su esposo Alberto Fujimori. ¿Fue este hecho, un factor que aceleró el autogolpe del 5 de abril de 1992?
La caricatura del humorista gráfico “Heduardo” en Caretas puede resumir este artículo. En la imagen, Alberto Fujimori, con una cara de notorio fastidio, le dice a su entonces esposa Susana Higuchi:
“Espero que ya estés satisfecha, Susana”.
A lo que ella le responde con el dedo acusatorio levantado:
“Todavía no, Alberto, aún falta revisar tu ropero y el de Kenji”.
El episodio de la ropa donada del Japón, fue para muchos entendidos de la época, el primer gran escándalo de corrupción que removió al entonces gobierno de Alberto Fujimori Fujimori.
Vale decir que el mismo se inicia un 24 de marzo de 1992. Muchos de los que leerán esta nota apenas habían nacido, otros no se quitan de la cabeza la conexión entre lo sucedido y lo que pasaría tan solo 12 días después: El autogolpe del 5 de abril.
Gran despliegue mediático generó la denuncia de la Primera Dama sobre malos manejos de la ropa que donó el Japón para los peruanos de menos recursos.
Si bien los relatos que se buscaron para esta nota, mencionaban rumores en torno a que la familia presidencial ya tenía fracturas antes de ese hecho, fue desde esa declaración de Susana Higuchi en el patio de Palacio de Gobierno que las cosas se vinieron abajo.
EL FANTASMA DE PALACIO
Hay, sin embargo, un hecho previo que no debe dejarse de lado. Se trata del artículo que publicó Hugo Otero, ex asesor de Alan García en el diario La República el 14 de marzo de ese año.
Bajo el título “El Fantasma de Palacio”, Otero asegura que en la vivienda oficial del Jefe de Estado, alguien se mueve y es a la vez “intocable” (Santiago Fujimori, hermano del mandatario) por lo que exige que las miradas apunten hacia él.
El episodio tiene relación directa con la denuncia de mal uso de ropa donada que hiciera Susana Higuchi, casada con el “ingeniero” desde el 25 de junio de 1974, ante la prensa.
"Tengo el nombre de la costurera y de los bazares donde ella vende la mejor ropa", dijo la por entonces aún Primera Dama.
Se refería a Clorinda de Fujimori, esposa de Santiago (hermano presidencial), quien había llevado a Talara ropa donada, según la versión inicial de Higuchi, “en pésimas condiciones”.
Higuchi Miyagawa acusó también a Rosa Fujimori (tía que según Keiko, le prestó dinero a su padre para pagar sus estudios universitarios) de tener responsabilidad en este tema.
La ropa que llegó a Talara, localidad piurana, según comprobaciones que realizó La República, eran exactamente lo que señaló la versión inicial: “simples estropajos”.
¿LÍOS CONYUGALES?
La revista Caretas, no obstante, detalla diferencias entre Susana y Alberto que hicieron pensar a algunos que la esposa del mandatario denunció esto, simplemente porque ya estaba “harta de todo”.
“Susana no viajó a Japón porque Fujimori suprimió la visita a Fukuoka, tierra de los ancestros de su esposa”, indica una crónica sobre el hecho, al tratar de graficar las diferencias conyugales de los Fujimori- Higuchi.
Otro relato menciona que desde el momento en que el ingeniero agrónomo asume la presidencia de la Asamblea Nacional de Rectores, dicho matrimonio ya era sólo “una formalidad”.
ENTRE CORBATAS Y FUSTANES VIEJOS
Las fotografías de La República demuestran caras de decepción. La población de la calurosa Talara levantaba fustanes, corbatas viejas y polos de un fastidioso nylon que, sumados al calor de esa tierra, incomodaban a cualquiera que osara ponérselas.
El gesto de Japón hacia el Perú fue positivo. Fueron millones de dólares donados desde 1990 hasta varios años siguientes no solo en ropa sino también en dinero en efectivo para los más pobres del país.
Todo lucía bien, hasta que Susana dio esa conferencia de prensa. El Ministerio Público designó al fiscal Víctor Cubas Villanueva para que viera este caso.
La revista Caretas publica un texto corto en donde reseña supuestos vínculos de cercanía entre éste y el ex asesor del SIN, Vladimiro Montesinos.
Varios años después el ex capitán del ejército acusaría a Cubas de haber recibido 50 mil dólares para evitarle problemas al gobierno por la denuncia sobre la ropa donada.
El abogado rechazó rotundamente los cargos y acusó a la “mafia” de buscar perjudicarlo.
Volviendo al caso, ya los analistas de la época comentaban la denuncia de Susana y alertaban sobre las movidas familiares en Palacio:
Fernando Rospigliosi escribió por esos días en Caretas:
“A estas alturas parece evidente que cualquiera sea el desenlace de este caso (el del mal manejo de la ropa donada), el Presidente saldrá mal parado. Esta constelación de parientes mueve muchos hilos de poder, pero no responde ante nadie”.
El 28 de marzo, tres días después de que Cubas asumiera el caso, Santiago Fujimori y Víctor Aritomi (luego embajador en Japón) quedaron fuera del proceso.
Seis días después, Susana Higuchi no entrega ninguna prueba de lo que acusó días atrás. La denuncia parecía desinflarse.
¿Qué pasó?, se preguntaron varios medios. Los que defendían al gobierno de entonces empezaron a deslegitimar la veracidad de la información inicial que brindó la Primera Dama.
Se mencionó que ésta buscaba réditos políticos para lanzarse a la alcaldía de Lima, hecho que finalmente no se dio.
Además otras versiones llevaron el tema al ámbito meramente familiar.
Una supuesta predilección del padre hacia su hijo Kenji generaba molestias en la madre y ésta buscó levantar su voz saltando de lo privado hacia lo público con una denuncia que sin duda le dio titulares y cobertura.
HABLA ALBERTO Y EL OTRO GOLPE
Consultado por la prensa, el presidente responde lo siguiente:
“Ella mantiene sus opiniones que yo respeto. Yo no puedo adelantar opinión, pero me reafirmo a favor de la moralización. Aquí yo no tengo amigos ni familiares".
La noticia dio la vuelta al mundo a través de cables informativos. El “chino” lucía algo incómodo en su intento por minimizar la denuncia de su propia esposa a los miembros de su familia.
El presidente del Consejo de Ministros de la época, Alfonso de los Heros señaló que “los responsables de este caso serán severamente sancionados”.
Conocido por todos es lo que ocurrió apenas unos días después: El 5 de abril de 1992, Fujimori, Montesinos y Hemoza Ríos dan el autogolpe de 1992.
Se cerró el Congreso y se anunció la “reorganización total del Poder Judicial y del Ministerio Público”, para lograr así una “honesta y eficiente administración de justicia”.
Las crónicas periodísticas poco a poco se fueron ahogando en una sola pregunta: ¿Por qué Susana pasó de decir que tenía pruebas sobre mal uso de la ropa donada desde el entorno familiar directo, a señalar que ya no?
Tiempo después ella denunció haber sido secuestrada y confinada en el Pentagonito donde recibió incluso descargas eléctricas por orden de su esposo, debido a sus denuncias sobre las donaciones provenientes del Japón.
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JAIME ESPEJO ARCE