lunes, 16 de enero de 2012

Revocando a Susana

Escribe: FERNANDO ROSPIGLIOSI Fernando Rospigliosi


La revocatoria de autoridades regionales y municipales es una pésima idea, una de las tantas burradas cometidas por los políticos que legislaron sobre el asunto.
Con un sistema político frágil e inestable, sin partidos que merezcan el nombre de tales y con alcaldes y presidentes regionales elegidos en muchos casos con porcentajes reducidos, la revocatoria introduce más inestabilidad en un sistema que ya es precario.
Como bien ha puntualizado el regidor pepecista por Lima Pablo Secada  “en algunos distritos y provincias, desde el día siguiente de una elección, los perdedores se organizan para tumbarse al alcalde”. (La República, 4.1.12).
En la mayoría de los casos el intento de revocatoria no responde a una auténtica indignación ciudadana con autoridades corruptas o ineficientes, sino al interés de políticos perdedores que quieren derrocar al que ganó para asaltar ellos el municipio o gobierno regional y aprovecharse de los cargos.
El sistema electoral está corrompido, no solo por el voto preferencial o las cuentas fraudulentas de los aportes a los candidatos, sino también por los mecanismos de participación. Las firmas necesarias para la inscripción de los partidos que postulan, ya no se consiguen gracias a la popularidad de los candidatos y a las legiones de voluntarios que él atrae, sino a la cantidad de dinero que tiene para pagar a los que las recolectan.
Lo mismo en el caso de la revocatoria. Las firmas cuestan y si hay alguien con plata para financiar su obtención, las consigue.
En el 2012 la revocatoria es especialmente contraproducente. Con la cantidad de conflictos sociales en curso o en preparación, es un estímulo a las autoridades electas para actuar con demagogia e irresponsabilidad, apoyando cualquier demanda o poniéndose a la cabeza de los reclamos, para evitar que las desacrediten y puedan revocarlas.
Los yerros
Susana Villarán, a diferencia de los anteriores alcaldes de Lima, fue atacada con saña desde el día mismo que ganó la elección. Probablemente porque era la primera vez en casi tres décadas que alguien de centro izquierda triunfaba en una elección tan importante, sobre todo en la víspera de una elección nacional.
No obstante, la campaña de demolición contra Susana no explica que ahora tenga una aprobación famélica y un rechazo robusto. En el proceso electoral de 2010 también fue víctima de ataques similares, a pesar de lo cual se alzó con la victoria.
Sin duda ha cometido errores que han posibilitado que esté ahora en una situación muy comprometida.
Una equivocación fue no evaluar con frialdad las circunstancias que le permitieron ganar: el retiro de Alex Kouri y los traspiés de Lourdes Flores, audios incluidos. Si hubiera sido consciente de eso, no habría sobrevaluado el respaldo que tenía en el electorado y la calidad del equipo de campaña con el que triunfó, gente joven, honesta y empeñosa, pero sin la experiencia política y administrativa necesaria para enfrentar los grandes desafíos que le esperaban.

Eso le ha traído enormes –y no superados todavía– problemas de gestión.
Seguridad y transporte
Sin embargo, creo que el error estratégico más grave fue las prioridades que estableció para su gestión, con mucha buena voluntad pero con gran ingenuidad: la seguridad ciudadana y el transporte público. Ella dijo desde el principio, y lo sigue diciendo todavía, que esos son sus temas y que los va a resolver.
Es decir, se echó sobre los hombros dos problemas que no tienen solución. En efecto, la seguridad y el transporte solo los podría mejorar sustancialmente un gobierno muy fuerte y muy eficiente (que no es el caso del de Ollanta Humala ciertamente). Nunca el municipio de Lima, que no tiene ni los recursos ni las competencias para hacerlo.
Está muy bien que el municipio haga algunas cosas puntuales y limitadas para tratar de mejorar la seguridad y el transporte, y no abandone esos temas como hizo Luis Castañeda. Pero es ponerse una soga al cuello, atarse a una piedra y arrojarse al agua, decir a los cuatro vientos que asume la responsabilidad de dos problemas que no puede resolver. Ni ella ni nadie en el municipio de Lima.
Ahora su situación es crítica, como revelan las últimas encuestas. Pero todavía hay un trecho que recorrer. Susana está a tiempo de mejorar su gestión.
En el campo político la situación no es totalmente negativa. Lourdes Flores, con gran hidalguía, se ha pronunciado contra la revocatoria. Keiko Fujimori tampoco participa. El humalismo está de perfil.

Si Susana reorienta su gobierno municipal podría remontar el intento de aniquilación.

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JAIME ESPEJO ARCE