Dice ser demócrata,
pero no duda en defender a un dictador si las tribunas así lo reclaman. Javier
Valle Riestra para muchos es el arlequín de la política criolla.
Su nombre señorial
y de abolengo - Javier Maximiliano Alfredo Hipólito Valle Riestra González Olaechea- tiene
correspondencia con su personalidad poliglota y proximidad involuntaria a las de
Jekyll y Mr Hyde.
Idealista, ególatra,
arrogante, huachafo, presumido y ridículo. Cual Jano, tiene la capacidad de
cambiar de faz según la circunstancia o coyuntura y por lo tanto, un día puede
interpretar a un genial cómico, y ser el hazmerreír de programas faranduleros y
nocturnos y al otro transformarse en un respetado jurisconsulto opinando sobre
temas de derecho constitucional y demás yerbas.
Defensor a
muerte de la democracia y causas perdidas. Imitador, historiador, conversador
acérrimo, etc. Conocido por su diarreica verborrea y figurettismo político,
tiró por la alcantarilla su lustrosa biografía al aceptar ser Primer Ministro
de la dictadura más corrupta y facinerosa que tuvo nuestro país.
Cree en el
poder de las masas y la ovación de las plazuelas públicas; también cree en
Alberto Fujimori, y de ello no se sonroja ni avergüenza. Sin ninguna duda defiende
su indulto y pide su liberación, sin importarle que dicho individuo esté purgando
condena por crímenes de lesa humanidad.
Dice no ser
fujimorista, pero se suma sin aversión alguna al coro de sus partidarios que descalifican
la sentencia que lo mandó a prisión. Afirma que al Chino se le condenó por
presunciones irracionales y sin pruebas, repitiendo con ello la cantaleta de
las Chavez, Cuculizas o Alcortas. Pero, -porsilasmoscas- deja en claro que no
le simpatiza, menos aún su partido; aunque para dejar constancia de ello tenga
que recurrir a publicar sus artículos a través del diario más fujimorista del
país: LA RAZÓN.
Ayer, encontré
el artículo que a continuación transcribo; en el que pide INDULTAR A ALBERTO
FUJIMORI; y honestamente, no sé si cuando lo escribió era el jurisconsulto, el
cómico, el imitador, Jekyll o Mr Hyde.
Valle Riestra
dice que FUJIMORI debe ser indultado “(…)
porque ninguna prueba lo sindica en los crímenes imputados” Wha´ts (Cómo diría
Magaly Medina) ¿O sea que nuestro Tribuno pretende decirnos que el INDULTO procede
porque el Chino es INOCENTE?
Si el que
escribió esto fue VALLE RIESTRA cómico lo comprendería; pero si lo hizo el JURISCONSULTO
Y TRIBUNO CONSTITUCIONALISTA debo decirle lo que me contestó un estudiante del
4º ciclo de Derecho: El Indulto (del latín indultus… ojo no dije Alditus)
es la
gracia por la cual se le conmuta la pena A UN CONDENADO.
Si el artículo pretende ser la
opinión de un abogado respetado, dando un punto de vista absolutamente técnico
y legal; la verdad da vergüenza. Si es la voz de un militante o simpatizante de
la causa fujimorista, bueno, de esos tenemos todos los días hasta aburrirnos.
Por: Javier Valle Riestra
“Me desempeñé como primer ministro de Fujimori unas
cuatro semanas. Lo fui porque quise democratizar y me marché porque no pude
cumplir. No llegué a ser amigo de AFF; es un personaje inaccesible, no
simpatizo con su constitución, ni con su mensaje político. Nada. Nada me une.
Todo me separa. Pero eso sí, creo que debe indultársele, sin timidez, sin
vacilaciones, esté o no enfermo, cancelarle la pena. El Tribunal que lo juzgó,
lo condenó por presunciones irracionales y sin ninguna prueba. Se dio la
autoconsigna política de condenarlo.
No fue un fallo popular y las elites abogadiles no lo
ovacionaron. Hoy día, se habla de amnistías e indultos más o menos genéricos,
pero singularmente el sindicado por los más para indultarlo es el caso del ex
Presidente.
Los más heroicos adversarios del indulto,
permanecieron callados o como cómplices en los días de aquella dictadura.
Este es el segundo caso en ochenta años, de presidente
enfermo y en la cárcel. Augusto B. Leguía fue condenado en un proceso civil –no
penal– sin pruebas por el Tribunal de Sanción Nacional (1931), organismo
no-letrado y profano, a devolver junto con sus hijos, veinticinco millones de
soles. Falleció paupérrimo, habiendo llegado al poder más que rico, en el
Hospital Naval en 1932. El odio del civilismo plutocrático ovacionó su tortura
y su muerte.
Hoy respecto a Fujimori, una minoría
miserable moralmente sigue sosteniendo que no debe excarcelársele salvo que se
demuestre que estamos en un caso de mortis causa, de un moribundo; pero la
figura no está ahí, Fujimori tiene que ser indultado porque ninguna prueba lo
sindica en los crímenes imputados (Barrios Altos, La Cantuta); fueron hechos de
grupúsculos militaristas.
Su caso resulta así típico para un
indulto, incluso para una amnistía. Como ustedes saben, la amnistía desaparece
el hecho y el indulto solo la pena. Fujimori aunque nos duela, fue presidente
del Perú tres veces en elecciones que nadie ha llamado fraudulentas.
Martilleo. ¿Cometió delito Fujimori?
Evidentemente, pero de carácter político. El golpe del cinco de abril, la
disolución del Parlamento, la destitución del Poder Judicial, etc., y ante la
orfandad argumental llegan a fundamentarse en el arresto que durante doce horas
tuvo el eximio periodista Gustavo Gorriti, lo que no era ni delito ni falta
porque estaban suspendidas las garantías individuales.
No se le ha demostrado infracciones
punibles de lesa humanidad, pese a lo cual los togados juzgadores lo condenaron
mencionando ese hecho. Yo creo, sinceramente, que lo pertinente es amnistiar
por el Parlamento. Es decir, jurídicamente, la desaparición de la pena y el
hecho. Es uno de los dos Ex Jefes de Estado peruanos que pasa sus últimos días
en una cárcel, insisto.
Pero que yo esté alegando aquí por
Fujimori no significa que crea aislada y solitariamente solo en su caso. No.
Debe revisarse casuísticamente decenas de casos de condenados por tribunales
castrenses y no castrenses y examinar en cuáles procede el indulto y en cuáles
la amnistía, reitero cansinamente.
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