miércoles, 12 de septiembre de 2012

El GEIN y la captura de Guzmán


 Por: Juan Sheput

¿Qué habría pasado si, en lugar del GEIN, hubiera sido Montesinos quien capturara a Abimael Guzmán? Un ejercicio contrafáctico nos llevaría a diversos escenarios que podrían variar entre el  incremento del terrorismo y por consiguiente la violencia, hasta la pacificación por aniquilamiento o por rendición incondicional de Sendero Luminoso.

Hay muchas dudas sobre lo que hubiera acontecido. La trayectoria corrupta de la dupla Fujimori- Montesinos y la cúpula militar con la que se asociaban no dan pie para un buen pronóstico. Como los hechos demuestran, durante los años 90 se utilizó al combate contra el terrorismo (que ellos mismos decían haber derrotado) para derivar ingentes cantidades de dinero a las bases antisubversivas que solo eran fuertes que cobijaban a la corrupción. En nombre de la lucha contra el terror, el narcotráfico hacía de las suyas y el presupuesto cambiaba de destino, abandonando a  soldados y policías y engordando los bolsillos de sujetos que ensuciaron  el uniforme militar.

De allí la enorme trascendencia de la captura de Abimael Guzmán por parte del GEIN que lideraba el General Ketín Vidal  y su negativa a entregarlo a un Montesinos enfurecido porque le habían quitado la posibilidad de montar un espectáculo o un escenario a la altura de su falta de escrúpulos.

El GEIN, desde el mismo momento de la captura de Abimael Guzmán, demostró a la miseria terrorista la gran diferencia que existe entre los usos de la democracia y la insania fanática de  falsos revolucionarios dizque de izquierda.  Esa gran diferencia metodológica permitió mostrar a Abimael Guzmán como lo que es, un pobre diablo que fue incapaz de defender con honor su fiebre revolucionaria. Con esa actitud, del GEIN, se desmitificó al que siempre fue un cobarde que no dudó en ordenar el asesinato de mujeres y niños en nombre de un nuevo orden.

El GEIN, creado durante el gobierno de Alan García, es cierto que tuvo en Alberto Fujimori un calculado mayor apoyo político. La intromisión permanente de Vladimiro Montesinos se estrelló contra la firmeza de oficiales y policías con personalidad y temperamento que jamás habrían permitido que los manejen a su antojo, como es en la actualidad en que un mensaje por  blackberry hace temblar a los ministros.

Es sintomático de nuestra falta de convicción democrática que se deje al fujimorismo apropiarse de una captura que en su momento los enfureció. La mayoría de oficiales y policías que conformaron el GEIN fueron pasados a la baja o enviados a zonas de emergencia, allí donde la venganza senderista ponía en peligro sus vidas. Hoy, 20 años después,  confiando en nuestra peruanísima falta de memoria, los condecoran  cuando en su momento los detestaron, a tal punto que el premio a su noble acción fue la desactivación de tan importante organismo  de inteligencia.

Bienvenido el recuerdo del GEIN, sobre todo en el respeto pleno de los derechos humanos.  Ellos no necesitan de un homenaje salido del aprovechamiento sino de un real reconocimiento que venga de todas las fuerzas políticas que tienen en la convicción democrática y el respeto a la vida  las columnas vertebrales de su comportamiento. 

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JAIME ESPEJO ARCE