Respetando las lagrimas de Rafael Rey, y coincidiendo con él cuando dice que “Son asesinos y genocidas" los narcoterroristas que mataron a soldados en el VRAE, debo decir, que no basta llorar o llenarse de ira cuando se trata de buscar solución aun tema que no tiene sólo connotación militar-policial, sino que fundamentalmente económica y social.
Si no se entiende ello, de nada han servido las lecciones que nos dejó la época más sangrienta de terror que vivió nuestro país, cuando nos levantábamos por las mañanas bajo los estruendos de los coches bombas y nos acostábamos bajo las tinieblas que causaban las caídas de torres eléctricas. O Cuando se nos informaba de horrendas matanzas en pueblos andinos enteros en la aplicación de la política de “Tierra Arrasada”
De nada sirvieron los cientos de hojas de papel, litros de tinta, que se gastaron para explicar que una de las principales causas de la violencia armada al interior del "Perú profundo" se debe principalmente a la casi total ausencia del Estado, que no llega con sus enormes brazos a hermanar a esos pueblos que se sienten ajenos a la modernidad y desarrollo en que vivimos nosotros, y del que sólo huelen de lejos a través de algún medio de comunicación.
Palabras, discursos retóricos, y promesas electorales abundan; intelectuales y sociólogos nos han llenado de explicaciones para reconocer que ello es así, pero, a la hora de la verdad, esos pueblos siguen olvidados...como siempre.
Ahora, hay voces que se levantan airados y furibundos pidiendo voz en cuello que el VRAE se declare "zona de guerra"; piden que deben cerrarse toda el área y bombardearse mismo Vietnam. Locura que sólo llevaría a sacrificar a pueblos muy pobres, de gente que en muchos casos no entienden el castellano, y que sólo esperan que algún día alguien les reconozca su condición de "personas".
Una vez más estos pueblos se verían en la boca del lobo, pues a un lado tendrían a los miserables sembrando el terror y del otro a las bombas que se lanzan para destruir todo, pues la única forma que encontró el Estado para resolver el problema es volandolo todo y a todos.
Está en nosotros decidir que es lo que mejor conviene a nuestro país y nuestra conciencia.
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JAIME ESPEJO ARCE