Con mucha indignación junto a millones de ciudadanos de Guatemala, Centro América y el mundo estoy siendo testigo del descaro, la intolerancia y la violencia en contra del Presidente de Honduras Manuel Zelaya, miembros de su gabinete, su pueblo y miembros del cuerpo diplomático acreditados en ese país. El ejército hondureño junto a sectores políticos contrarios al gobierno de esa hermana República ha pretendiendo despojar de la forma más brutal y denigrante, al Presidente, la legitimidad que le inviste, y al pueblo hondureño, de su dignidad y de su fe en la democracia.
Ante esos hechos inaceptables me uno al repudio general, condeno tajantemente los vejámenes a los que fue sometido el Presidente Manuel Zelaya y su familia, me solidarizo con el pueblo hondureño y exijo:
Garantía total a la vida y la integridad física de la Señora Xiomara Castro, esposa del Presidente y su Familia.
Cese la persecución y se respeten plenamente los derechos humanos de funcionarios, dirigentes políticos y sociales que exigen el restablecimiento del orden constitucional.
Se respete la inmunidad diplomática, la vida y los derechos humanos y de miembros del cuerpo diplomático acreditados en Honduras en base a la Convención de Viena.
Se restaure inmediatamente el orden institucional y todas las garantías constitucionales.
A la Organización de Estados Americanos condenar los hechos y tomar acciones que permitan la inmediata restitución del Presidente de Honduras, Manuel Zelaya legítimo depositario de la voluntad popular.
En esta hora crucial para la democracia hondureña y centroamericana los ciudadanos y ciudadanas junto a los gobiernos democráticos, debemos condenar y rechazar la consumación de un golpe de Estado en contra de un gobierno democráticamente electo, hecho que ha estas alturas de la historia contraviene, lesiona y ofende las aspiraciones de paz y democracia que a lo largo de décadas los pueblos del área hemos venido tejiendo a fuerza de sacrificio. La democracia en honduras es responsabilidad de los hondureños, de todos los centroamericanos y todos los demócratas del mundo.
Rigoberta Menchú Tum
Soberbio documento para la historia.
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