lunes, 14 de enero de 2013

De principios y Riesgos


Por: VERONICA FERRARI

Apoyar o no a un candidato siempre es complejo para el movimiento LGTB peruano. Son pocos los que han asumido como parte de sus promesas electorales hacer algo para que lesbianas, gays, trans y bisexuales tengamos una mejor calidad de vida y la misma dignidad que cualquier ciudadano peruano. Generalmente, los que han promovido mayores derechos para nosotros son los partidos de izquierda: el Partido Socialista con Javier Diez Canseco en el 2006, Fuerza Social con el luego renunciante Manuel Rodríguez Cuadros en el 2011. El actual gobierno de Ollanta Humala, durante las elecciones, también incluyó algunas propuestas para la comunidad LGTB que, así como la Gran Transformación, yacen en el más triste de los olvidos.

Algunos partidos ‘liberales’ también asumieron la agenda LGTB en alguna medida: PPK, Keiko y Toledo se mostraron a favor de algún tipo de reconocimiento para las parejas homosexuales. Pero quien se enfrentó abiertamente a la contracampaña iniciada por el cardenal Cipriani fue el jefe de campaña de Perú Posible, Carlos Bruce, y, por eso, luego lo culparon de la derrota de Toledo, cuando esta se debió a errores que no tenían nada que ver con lo LGTB (el repunte de PPK, su inútil enfrentamiento, sus varios pasivos: su frivolidad, su esposa, etc.).

En las elecciones municipales fue más fácil saber a qué candidata apoyaríamos. Por un lado, teníamos a Alex Kouri, quien fue desembarcado rápidamente de la competencia y por el otro, a Lourdes Flores, líder de un partido de derecha conservadora en el que no estábamos ni estaremos incluidos. Así, Susana Villarán era la única posibilidad de que nuestras exigencias de igualdad pudieran plasmarse en una administración municipal. Ahora, ella misma y su gestión se ven frente a un proceso de revocatoria de tintes mafiosos, en el cual lo peor de la política nacional y los sectores homofóbicos de las iglesias evangélicas se han unido para hacerla caer y, con ella, a toda la izquierda y, con ella, nuestras esperanzas.

Sabemos que las acciones para la población LGTB que hasta ahora ha asumido la alcaldesa (participación en ferias y campeonatos, auspicio de algunos eventos) no son suficientes. En capitales como Bogotá, Quito o Buenos Aires se implementan políticas afirmativas integrales hacia la comunidad LGTB. Aquí, en Lima, aún estamos esperando la ordenanza contra toda forma de discriminación (que ya existe en Ayacucho, Huancavelica y Loreto, entre otras regiones) y campañas informativas y de sensibilización sobre la diversidad sexual. Es decir, nuevamente nos hemos jugado por alguien que tampoco se la ha terminado de jugar por nosotros.

Aun así, Susana Villarán sigue representando la honestidad y la democracia en un contexto político infestado de mafiosos y corruptos, y seguiremos respaldando su gestión. Hay quienes dicen que para que el NO a la revocatoria pueda triunfar este 17 de marzo, las lesbianas, gays, trans y bisexuales debemos escondernos y mantener un perfil bajo, ya que nos han hecho creer que nuestra presencia es dañina para su imagen, pero no estamos dispuestos a mantener una actitud vergonzante ni a volvernos a meter al clóset del que tanto nos costó salir. Desde el Movimiento Homosexual de Lima, nos alinearemos firmes y comprometidos en defensa de esta gestión municipal le guste a quien le guste, le pese a quien le pese.

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JAIME ESPEJO ARCE