viernes, 7 de diciembre de 2012

Historia de una violación


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Desde hace miles de años, son los hombres quienes deciden cuándo es aceptable violar a una mujer. Si las declaraciones del congresista republicano Todd Akin  —según las cuales el cuerpo de una mujer se defiende, mágicamente, contra el esperma de un violador—, o las deliberaciones del Partido Republicano sobre lo que realmente constituye una violación, te pueden parecer medievales… es porque lo son. Te presentamos una cronología acerca de  los conceptos masculinos y los estatutos legales que, a lo largo de la historia, han definido la violación.
Robo de propiedad. El Código de Hammurabi, uno de los primeros conjuntos de leyes escritos (data de aproximadamente 1780 a.C. y contiene el famoso “ojo por ojo, diente por diente”), define la violación de una virgen como un daño a la propiedad del padre. Y si la mujer violada está casada, sorry, pero es una adúltera. ¿Su castigo? Ser arrojada al río.
Dios es un broder. Según Deuteronomio 22:28-29, si violas a una virgen debes darle 50 shekels a su padre y llevarla al altar.
¿Y tú, Roma? La raíz latina raptus se refería al secuestro de una mujer contra la voluntad de cualquier hombre que controlaba su vida. Lo que el secuestrador hacía con ella era secundario.
Todd Akin, 1.0. Tal como lo señaló recientemente el diario Guardian, el Fleta —uno de los primeros textos legales británicos, redactado en 1290— está a la base de la lógica de Akin (si una mujer se embaraza, no fue violada): “Sin su consentimiento, una mujer no puede concebir”.
(Mississippi y) la Edad Media. En el siglo 13, bajo el régimen de leyes sajón, la severidad de los castigos dependía del tipo de mujer violada —de si era una virgen, una esposa, una viuda, una monja o una puta—. Eso es acertadamente medieval. Pero en los EE.UU., hasta los 90 (sí, mil novecientos noventa) algunos estados todavía tenían leyes según las cuales la violación no era violación cuando a la mujer se la consideraba como “impura”. Mississippi fue el último en deshacerse de esa ley, en 1998.
Las primeras olitas del feminismo. El rey Eduardo I de Inglaterra fue un tipo progresista. Promulgó los Estatutos de Westminster a fines del siglo 13. Éstos redefinieron la violación como un mal público, y ya no solo como una batalla por la propiedad privada. La legislación también descartó la categoría “virgen” e hizo irrelevante el consentimiento para niñas menores de 12 años, sentando las bases para el moderno concepto de violación estatutaria o estupro.
“La mujer se ha entregado.” En un tratado sobre crímenes capitales y castigo que data, aproximadamente, de 1670, el juez y abogado británico Sir Mathew Hale decretó lo siguiente: “El marido no puede ser culpable de violar a su legítima esposa pues, por consentimiento mutuo y bajo el contrato matrimonial, ésta se ha entregado al marido a ese respecto y no puede retractarse”. La ley tuvo bastante agarre. Un hombre podía legalmente violar a su esposa en Carolina del Norte, EE.UU., hasta 1993.
Si eras de color. No había violación si de una esclava o “india” se trataba. Y, después de la abolición, el stablishmentblanco ignoró las violaciones perpetradas contra mujeres afroamericanas.
La violación para probar la violación. En los siglos XVIII y XIX, los hombres en tribunales de derecho común no llegaban a ponerse de acuerdo sobre cuánta evidencia una mujer tenía que presentar para demostrar que no estaba mintiendo. Algunos decían que el himen tenía que haber sido desgarrado; otros, que la mujer tenía que proporcionar evidencia de semen. ¿Alguien dijo prueba de virginidad?
El año pasado, los republicanos quisieron excluir las “violaciones no forzosas” del plan de financiación federal del aborto. Fallaron. Pero su guerra contra las mujeres apenas estaba empezando.
La violación absoluta es un poco como la “violación legítima”. El médico inglés Samuel Farr estaba casi seguro de que una mujer no podía embarazarse sin llegar al orgasmo. El diario Guardian cita algunos de sus argumentos, sacados de Elementos de jurisprudencia médica (1814): “Porque sin excitación y lujuria, o el disfrute del placer durante el acto venéreo, ninguna concepción puede, probablemente, ser posible. Así que si una violación absoluta fuera perpetrada, no es probable que la mujer quede embarazada”.
No hay como ensartar el hilo a una aguja que se mueve. En otras palabras: si no te retuerces mucho, no es violación. Lawson Tait, un eminente ginecólogo del siglo XIX y oficial médico que ayudaba a la Policía en sus investigaciones criminales, estaba “completamente convencido de que ningún hombre podía cometer un acto criminal contra una mujer lúcida sin su consentimiento”. Dijo: “No se puede ensartar una aguja que se mueve”.
El FBI llama a la violación por su nombre. Tal como lo explica la periodista Ann Gerhart, del diario Post, el gobierno federal utilizó el “eufemismo bastante pudibundo ‘asalto indecente’ —una frase que parece tan lingüísticamente torturada como la de ‘violación legitima’— desde el siglo 17 hasta 1929, cuando el Programa de Reporte de Crímenes del FBI lo renombró de la siguiente manera: ‘El conocimiento carnal de una mujer a la fuerza y contra su voluntad’”. Por cierto, esta definición era aún totalmente de tipo siglo XVII.
Lady rules. Las feministas han estado luchando para elevar la edad de menores protegidos bajo leyes de violación estatutaria desde 1890 (como respuesta, algunos legisladores propusieron establecer la edad de consentimiento en 81 años). Feministas de color estaban luchando por el derecho a un igual trato bajo la ley. Y las de la segunda ola dieron otro impulso al movimiento, exigiendo que se amplíe la definición de la violación para que ésta sea neutra en cuanto al género: incluir el llamado date rape (violación cometida durante una cita) y desechar las excepciones maritales medievales, así como los requisitos de virginidad.
83 años más tarde. Enero 2012: fue cuando el FBI decidió actualizar su definición de la violación. Tal como señaló Kate Sheppard el año pasado, “[1929] fue hace bastante tiempo —antes de la Gran Depresión, antes de Mickey Mouse, y antes del edificio Empire State, solo por nombrar algunos. También fue antes que se inventara el Rohypnol [la droga de las violaciones] e incluso antes que la violación por parte de una pareja fuera un concepto”. La nueva y más amplia definición incluye otras formas de asalto sexual, otros géneros, así como instancias en las cuales la “víctima es incapaz de dar su consentimiento debido a una incapacidad mental o física, sea permanente o temporal, incluyendo la influencia de drogas o alcohol, o debido a su edad”.
Retrocediendo. El año pasado, los republicanos quisieron excluir las “violaciones no forzosas” del plan de financiación federal del aborto. Fallaron. Pero su guerra contra las mujeres apenas estaba empezando.
La “violación legítima”. “Si se trata de una violación legítima, el cuerpo de la mujer tiene mecanismos para cerrarse del todo [y prevenir el embarazo].” O, tal como la define el Diccionario Urbano: “La violación entre un hombre y una mujer que no están casados o que ni siquiera se conocen es la única violación sancionada por el Partido Republicano”.
(Traducido del inglés por Annie Thériault)

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JAIME ESPEJO ARCE