Barack Obama ha propuesto este miércoles "un nuevo marco" de seguridad en Gaza que permita levantar el bloqueo que ejerce Israel e incorporar al proceso de paz a los palestinos de ese territorio, para el que ha anunciado una ayuda de 330 millones de euros. El presidente norteamericano ha reclamado también "conocer los hechos" sobre el ataque israelí a la flotilla de solidaridad. Ambos asuntos, discutidos con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, son obstáculos imprescindibles de sortear para poder reanudar las negociaciones entre palestinos e israelíes, el objetivo último de Obama.
Sentado a su lado en el Despacho Oval, Abbas parecía satisfecho de las ideas expuestas por su anfitrión y ha agradecido los esfuerzos que Obama está haciendo para desactivar la crisis desatada por el episodio del 31 de mayo. Lo más novedoso de la oferta del presidente estadounidense es la aceptación de que el status quo en Gaza resulta insostenible y de la necesidad de construir "un diferente marco en el que las aspiraciones de los palestinos sean contempladas y en el que también sea tenida en cuenta la seguridad de Israel". "El presidente ha descrito la situación en Gaza como insostenible y pide un cambio significativo de estrategia", precisa un comunicado de la Casa Blanca.
Obama ha sido intencionadamente vago sobre las características de ese marco para no generar, como ocurre frecuentemente en la región, estériles debates conceptuales. Se ha limitado a decir que, en líneas generales, hay que crear un modelo en el que se impida la llegada de armas a Gaza pero se permita el acceso del resto de los productos, también prohibidos en el bloqueo actual. "Estamos viendo", ha expresado, "cómo se pueden permitir más productos, más servicios, cómo hacer que se creen más negocios, que se reanude la construcción, que se dé trabajo a más gente".
La inclusión de Hamás en el proceso de paz
El presidente norteamericano se ha referido indirectamente a la conveniencia de que Hamás, la organización que controla Gaza, se incorpore al proceso de paz en la medida en que admita la necesidad de resolver el enfrentamiento palestino-israelí por la vía del diálogo. Ha recomendado que Israel hable "con todas las partes" y ha aludido a "las aspiraciones de los palestinos de Gaza" sin más precisiones, pero también sin más condiciones. "Tenemos que conseguir convertir una tragedia", ha dicho en relación con el suceso de la flotilla, "en una oportunidad".
Al referirse al nuevo marco y a los 400 millones destinados a paliar las dificultades humanitarias de la población de Gaza, el comunicado de la Casa Blanca afirma: "Mientras trabajamos con nuestros socios de la Autoridad Palestina, Israel, Egipto y la comunidad internacional para aplicar esta estrategia, estos proyectos son un pago inicial para demostrar el compromiso de EE UU con los palestinos de Gaza, que merecen una vida mejor, mayores oportunidades y la posibilidad de tomar parte en la construcción de un Estado palestino independiente y viable junto con los que viven en Cisjordania".
Si tanto israelíes como unos y otros palestinos se acogen a esa estrategia, esta puede ser, efectivamente, una buena oportunidad de reconducir el proceso de paz sobre bases más realistas y factibles. Sin Gaza y sin Hamás el proceso estará siempre lastrado. Pero el si inicial de este párrafo es un si gigantesco. Ni israelíes ni palestinos han dado por ahora muestras de estar en la misma sintonía de Obama.
Abbas ha dicho que ellos no están poniendo nuevas condiciones al diálogo, pero ha añadido que se tienen que dar una serie de circunstancias para reemprenderlo. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, arrastra los pies para investigar el ataque a la flotilla y, aunque ha dicho que consultaría con figuras de la comunidad internacional, a continuación advirtió que el Ejército israelí no debía de ser el principal foco de esa investigación.
Obama ha insistido en que el pleno conocimiento de lo ocurrido frente a las costas de Gaza es, no solo una reclamación internacional y de EE UU, sino una medida en sintonía con los intereses de Israel. "El Consejo de Seguridad de la ONU pidió una investigación creíble y transparente acorde con los estándares internacionales y eso es exactamente lo que nosotros queremos y lo que nosotros esperamos", ha dicho Obama.
Sentado a su lado en el Despacho Oval, Abbas parecía satisfecho de las ideas expuestas por su anfitrión y ha agradecido los esfuerzos que Obama está haciendo para desactivar la crisis desatada por el episodio del 31 de mayo. Lo más novedoso de la oferta del presidente estadounidense es la aceptación de que el status quo en Gaza resulta insostenible y de la necesidad de construir "un diferente marco en el que las aspiraciones de los palestinos sean contempladas y en el que también sea tenida en cuenta la seguridad de Israel". "El presidente ha descrito la situación en Gaza como insostenible y pide un cambio significativo de estrategia", precisa un comunicado de la Casa Blanca.
Obama ha sido intencionadamente vago sobre las características de ese marco para no generar, como ocurre frecuentemente en la región, estériles debates conceptuales. Se ha limitado a decir que, en líneas generales, hay que crear un modelo en el que se impida la llegada de armas a Gaza pero se permita el acceso del resto de los productos, también prohibidos en el bloqueo actual. "Estamos viendo", ha expresado, "cómo se pueden permitir más productos, más servicios, cómo hacer que se creen más negocios, que se reanude la construcción, que se dé trabajo a más gente".
La inclusión de Hamás en el proceso de paz
El presidente norteamericano se ha referido indirectamente a la conveniencia de que Hamás, la organización que controla Gaza, se incorpore al proceso de paz en la medida en que admita la necesidad de resolver el enfrentamiento palestino-israelí por la vía del diálogo. Ha recomendado que Israel hable "con todas las partes" y ha aludido a "las aspiraciones de los palestinos de Gaza" sin más precisiones, pero también sin más condiciones. "Tenemos que conseguir convertir una tragedia", ha dicho en relación con el suceso de la flotilla, "en una oportunidad".
Al referirse al nuevo marco y a los 400 millones destinados a paliar las dificultades humanitarias de la población de Gaza, el comunicado de la Casa Blanca afirma: "Mientras trabajamos con nuestros socios de la Autoridad Palestina, Israel, Egipto y la comunidad internacional para aplicar esta estrategia, estos proyectos son un pago inicial para demostrar el compromiso de EE UU con los palestinos de Gaza, que merecen una vida mejor, mayores oportunidades y la posibilidad de tomar parte en la construcción de un Estado palestino independiente y viable junto con los que viven en Cisjordania".
Si tanto israelíes como unos y otros palestinos se acogen a esa estrategia, esta puede ser, efectivamente, una buena oportunidad de reconducir el proceso de paz sobre bases más realistas y factibles. Sin Gaza y sin Hamás el proceso estará siempre lastrado. Pero el si inicial de este párrafo es un si gigantesco. Ni israelíes ni palestinos han dado por ahora muestras de estar en la misma sintonía de Obama.
Abbas ha dicho que ellos no están poniendo nuevas condiciones al diálogo, pero ha añadido que se tienen que dar una serie de circunstancias para reemprenderlo. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, arrastra los pies para investigar el ataque a la flotilla y, aunque ha dicho que consultaría con figuras de la comunidad internacional, a continuación advirtió que el Ejército israelí no debía de ser el principal foco de esa investigación.
Obama ha insistido en que el pleno conocimiento de lo ocurrido frente a las costas de Gaza es, no solo una reclamación internacional y de EE UU, sino una medida en sintonía con los intereses de Israel. "El Consejo de Seguridad de la ONU pidió una investigación creíble y transparente acorde con los estándares internacionales y eso es exactamente lo que nosotros queremos y lo que nosotros esperamos", ha dicho Obama.
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JAIME ESPEJO ARCE