martes, 6 de octubre de 2009

Falleció Manuel Amado Alomía

Escribe: JAIME ESPEJO A.


Cuando un río se seca no quiere decir que muere su cauce, ni la frescura que una vez nos dio su agua, porque el recuerdo de su correr a nuestro lado, de la pureza de todo lo que llevaba nos queda dentro.


El domingo pasado falleció el Dr. Manuel Amado Alomía. La verdad, no sabía de él desde hace muchos años, pues el destino nos lleva frecuentemente por caminos que nos obliga a dejar de ver a las personas que conocemos y apreciamos. Nos incomunica y nos aleja. Claro, podrán decirme que ahora, con los avances tecnológicos ya no es excusa la distancia, pero, la realidad es que aunque uno tenga un celular o un mail, una vez alejados del terruño, dejamos de comunicarnos con mucha gente que apreciamos, pese a que siempre las recordamos (y no lo sepan). A cuentos amigos recordamos pero nunca los llamamos….Claro que pasa, y Manuel Amado fue uno de esos casos.

Lo conocí en la década de los 80s. No recuerdo bien quien me lo presentó, pero si recuerdo claramente su viejo estudio de la calle Salaverri, lleno de papeles y expedientes judiciales; cabello blanco, algo desgarbado y con sus anteojos negros a los 70s. Recibiendo clientes y amigos a los que atendía con cordialidad; recuerdo las largas tertulias de derecho agrario y los consejos sobre cómo pisar tierra en la carrera, pues, los jóvenes de mi época eran (me incluyo) generacionalmente idealistas y muchas veces abrazábamos la carrera de la abogacía pensando en ser justicieros. Manuel Amado era justiciero en la carrera pero con los pies firmes en la tierra.

Emprendió una breve aventura política, postulándose a la Cámara de Diputados, representando a Ica el año 85 (si no me falla la memoria); no le fue mal para ser un candidato que no había hecho jamás proselitismo ni política partidaria. Esa campaña electoral fue una experiencia inolvidable para mí, (y seguramente para él por lo que le costó) ya que recorrí junto a Manuel toda la campiña iqueña. Allí conocí lo extraordinaria y maravillosa que es esa tierra, que seduce y conquista inevitablemente a quien la visita. Cálida en clima y gente.

A comienzos de los 90s. Dejé Ica, y dejé también muchos amigos. Manuel Amado uno de ellos. Esporádicamente lo visité cada vez que regresaba. Siempre en su estudio de Salaverri. Siempre los viejos papeles y expedientes. Siempre recibiendo amigos.

Luego, supe poco de él. Por amistades afines supe que se dedicaba con esmero y entusiasmo a la producción de Pisco, que lo hacía con éxito e incluso había recibido premios como productor vitivinícola. No esperaba menos, pues todo lo que emprendía Manuel Amado Alomía lo hacía con mucho ardor y apasionamiento.

Por el facebook, me enteré de su fallecimiento, y vinieron hacia mí muchas remembranzas. Me hubiese gustado insertar en este artículo una foto de él, pero por desgracia no la tengo. Lo único que puedo hacer en homenaje a la persona que fue, es rendirle un tributo a la amistad y el agradecimiento al profesional que fue con estas líneas.
Hasta siempre maestro: MANUEL AMADO ALOMIA.

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JAIME ESPEJO ARCE