Desde inicios de los 80, cuando se avistaron a los primeros militantes de Sendero Luminoso (SL), la zona de Tingo María, la capital de facto de este convulsionado valle cocalero, se convirtió en fuente inagotable de increíbles historias que nacieron a orillas del río Huallaga y que se fundieron en el imaginario popular de ciudades (ya atestadas de leyendas y de droga) como Aucayacu, Uchiza, Tocache y Campanilla. Una de esas historias empezó a tejerse en febrero de 1989 en el caserío El Milagro (ubicado en el distrito huanuqueño de José Crespo y Castillo) y tuvo por protagonista a una joven dirigente cocalera de 28 años, que años más tarde llegaría al epicentro de la política nacional.
El diario El Comercio, recorrió durante varios días el Alto Huallaga en busca de la información que ahora publicamos en exclusiva, tuvo acceso a documentos que revelan que la actual parlamentaria andina Elsa Malpartida Jara (48) fue integrante de Sendero desde 1989 y sirvió a las huestes terroristas de “Artemio”(el prófugo cabecilla del llamado Comité Regional Huallaga) en calidad de mando logístico del caserío El Milagro (a 25 kilómetros de Tingo María), donde vivía y tenía sus parcelas de hoja de coca. Según información a la que accedió ese Diario, la ex dirigente cocalera dejó esa organización en 1994 cuando se acogió a la llamada ley de arrepentimiento, que permitió a miembros de grupos terroristas librarse de la cárcel a cambio de confesar sus delitos y brindar información a las autoridades.
Se conoció, además, que la actual integrante del Partido Nacionalista y parlamentaria andina (que ocultó esta parte de su vida durante los últimos 15 años) ingresó a la organización maoísta recomendada por uno de los lugartenientes de “Artemio”, que desde inicios de los 80 es el mandamás de SL en el Alto Huallaga. Por aquel entonces, esa facción subversiva, que contaba su número de combatientes y de armas de fuego por centenares, se había convertido en la “caja chica” de Abimael Guzmán debido a sus estrechos nexos con el narcotráfico, y extendía sus tentáculos desde Tocache hasta Tingo María y Huánuco, pasando por Aguaytía y Pucallpa.
Fue en ese contexto que un senderista conocido con el apelativo de “David”, mando político del caserío El Milagro, eligió y nombró a Elsa Malpartida como la encargada logística de la zona antes mencionada. Ya en las filas de la organización, según la documentación obtenida, Malpartida realizó trabajos de adoctrinamiento, labores comunales y reuniones de coordinación con los mandos políticos y militares del lugar. Hasta ahora se desconoce si participó en atentados contra las fuerzas del orden, aunque era común que los encargados logísticos asumieran funciones de combatientes ante la ausencia o el fallecimiento del inmediato superior.
Ahora se sabe que el nexo entre la hoy parlamentaria andina y Sendero fue estrecho, como lamentablemente ocurrió con muchas familias en este valle cocalero. Su hermano, Juan Malpartida Jara (65), también militó en el Comité Regional Huallaga. Juan Malpartida —de acuerdo con la información obtenida por este Diario— fue captado también en 1989 por un lugarteniente de “Artemio”, de apelativo “Carlos”. Al igual que a su hermana Elsa, a Juan Malpartida, cuyo seudónino era “Lucho”, también le asignaron un cargo, pero de mayor nivel: mando político o número dos a cargo del caserío Bolaynas (en el distrito José Crespo y Castillo). Lo que hicieron ambos hermanos cuando integraron las huestes de Sendero es desconocido. Y ellos tampoco lo han contado, por lo menos hasta ahora.
COCALERA ARREPENTIDA
Lo que sí se sabe es que la dirigente cocalera decidió abandonar la organización terrorista el 29 de octubre de 1994, es decir, un lustro después de haber ingresado a la facción de “Artemio” y cuando ya tenía 33 años. Aquella fecha, sin que se conozcan sus reales motivos, desertó de las filas subversivas luego de apersonarse a la sede policial de la Jefatura Contraterrorista de Tingo María (Jecote). Allí solicitó acogerse a los beneficios de la Ley de Arrepentimiento (norma promulgada durante el primer gobierno fujimorista) y firmó el Acta de Declaración del Solicitante, en que se comprometió a abandonar toda actividad terrorista. Esta diligencia fue presenciada por un fiscal que avaló el procedimiento.
Desde entonces, Malpartida Jara dejó su verdadera identidad a un lado para convertirse en la arrepentida de clave A2J-53372, número asignado por las autoridades del caso. Con esa careta numérica, que también fue utilizada por muchos integrantes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), Malpartida brindó información sobre la forma en que fue captada por Sendero, así como sobre sus actividades dentro de la organización y su relación con los mandos políticos, militares y logísticos que controlaban la zona de El Milagro y lugares aledaños. La misma decisión de la ex dirigente cocalera fue adoptada por su hermano Juan, quien desertó de las filas terroristas para convertirse en informante de las Fuerzas del Orden con el código A1J-53180.
El trámite del arrepentimiento concluyó un año después de las primeras declaraciones de los hermanos Malpartida Jara, en 1995 aproximadamente. A cambio de la información que ambos brindaron a las autoridades antisubversivas de la época, y luego de que los datos fueran corroborados, se les concedió el beneficio de la exención de la pena, que los libró de ser procesados penalmente por el delito de colaboración con el terrorismo y ser condenados a prisión. Luego la historia es conocida: Elsa Malpartida se convirtió en una prominente dirigente cocalera hasta que dejó esta faceta en el 2006 cuando ganó una curul como parlamentaria andina por el partido del comandante EP Ollanta Humala, quien —ironías de la vida— sirvió en una base contraterrorista del Huallaga mientras ella vivía en esta zona.
La historia narrada en este informe periodístico, sin embargo, no es la única que preocupa. Fuentes del lugar, que por ahora guardan el anonimato, revelaron a este Diario que la integrante del Partido Nacionalista Peruano no solo fue un mando logístico más del grupo terrorista del Alto Huallaga, sino que también conocería personalmente al prófugo “Artemio”. Según las mismas fuentes, Malpartida habría tenido contacto, hasta hace algunos años, con este sanguinario terrorista y con sus principales secuaces, aun cuando ella misma lo rechaza con una respuesta negativa que, a la luz de los hechos, resultaría inverosímil.
“ARREPENTIDOS” QUE REGRESARON AL MAL
La denominada ley de arrepentimiento fue promulgada en 1992 y ocasionó gran controversia en su momento, ya que, por un lado, originó la deserción de centenares de militantes de Sendero Luminoso y del MRTA y, por otro, hizo que muchos mandos subversivos se libraran de ir a prisión y se beneficiaran con la exención de la pena por el solo hecho de brindar información durante una investigación penal poco rigurosa. Este Diario conoció los casos de dos ex subversivos que se acogieron a dicha norma.
Uno de ellos fue Baudilio Vásquez Vásquez, militante del MRTA en la zona de Juanjuí (San Martín), y el otro Hernán Cuba Iglesias, conocido dirigente cocalero de Aucayacu (Huánuco). El primero de ellos volvió a las andadas y fue denunciado por este Diario hace pocas semanas debido a que su apelativo, “Gabriel”, apareció en diferentes correos del extinto integrante colombiano de las FARC “Raúl Reyes”. El segundo, en tanto, fue capturado el año pasado por sus nexos con el cabecilla terrorista “Artemio”. (Publicado en El Comercio)
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JAIME ESPEJO ARCE