Radiografía de las cinco últimas alcaldías de Lima.
Por: Augusto Alvarez Rodrich
La última edición de la revista Poder ofrece un análisis comparado de la gestión de los cinco últimos alcaldes de Lima, que arroja conclusiones interesantes sobre el desempeño individual y sobre el ciclo que suelen recorrer las administraciones ediles.
Esto se realiza a través de un informe preparado por Luis Corvera (‘Las obras de los alcaldes’) que evalúa cada período municipal desde 1986, y otro de Moisés Navarro (‘Los trapos sucios’) que pasa revista a las acusaciones de corrupción sucedidas durante cada alcaldía.
Las gestiones municipales investigadas en los artículos de Poder son las de Jorge del Castillo (1987-1989), Ricardo Belmont (1990-1995), Alberto Andrade (1996-2000), Luis Castañeda (2003-2010), y lo ocurrido en la primera mitad del período de Susana Villarán (2011-2012).
Respecto de esto último, Poder efectúa un corte en el análisis que permite evaluar, primero, únicamente los dos primeros años de gestión municipal –lo cual ayuda a comparar con el período de Villarán– y, segundo, todo el período.
Una primera conclusión del desempeño de los alcaldes Del Castillo, Belmont, Andrade y Castañeda es que sus primeros dos años suelen ser, en general, ‘flojones’ y que, recién después, logran acelerar la marcha en la ejecución de las obras.
Incluso, una conclusión del análisis de la revista Poder es que los dos primeros años del desempeño del municipio de Susana Villarán no es inferior al de los cuatro predecesores. Por el contrario, según el mismo análisis, este primer bienio parece mejor que el de los otros cuatro.
La lentitud aparente del primer bienio de cada alcalde puede obedecer a que el anterior programó las obras con el fin de inaugurarlas toditas y que el que vino debió empezar de nuevo. Pero también obedece, sin duda, a que, en estos asuntos, ‘escobita nueva’ barre lento hasta que los equipos se asientan y, recién entonces, se puede avanzar con rapidez.
¿Cuál es el mejor municipio de los cinco evaluados por Poder? Haciendo la salvedad de que el de Villarán recién ha cumplido la mitad, la revista concluye que el mejor es el de Belmont y el peor el de Del Castillo.
Sobre la gestión de Villarán –hoy sujeta a revocatoria– Poder concluye que “es claro que Villarán no ha sido la más ineficiente de la historia. Otros han tenido mucho menos que mostrar en gestiones más largas (…) Tampoco es la más corrupta. Hay quienes enfrentaron acusaciones muy graves, como Del Castillo por el caso del Consorcio Tralima (vinculado a la construcción del tren eléctrico en 1989) y Castañeda por Comunicore, por citar dos ejemplos. Es falso también que sea poco transparente: su antecesor tenía la elocuente chapa de ‘El Mudo’ (…) Empecemos a hacer memoria”.
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JAIME ESPEJO ARCE