Reino Unido le retiró la nacionalidad británica a la espía rusa Anna Chapman, conocida como "agente 90-60-90". La joven de 28 años estuvo casada con un ciudadano británico en 2002 y vivió varios años en Londres antes de dedicarse a espiar para Rusia en Estados Unidos. Tras ser descubierta y detenida junto con otros nueve espías, había manifestado su deseo de volver a vivir en Reino Unido, algo que ya no podrá hacer.
También conocida como Anya Kushchenko, la bella joven fue arrestada en Manhattan, donde regía un negocio por Internet de bienes raíces de U$S 2 millones, dijo su abogado a la Corte la semana pasada. Chapman, actualmente divorciada, solía dejarse ver en conocidos clubes nocturnos.
Desde que fue deportada junto con sus colegas en un procedimiento que constituyó el mayor canje de espías entre Rusia y EEUU desde el fin de la Guerra Fría, Chapman se encuentra en dependencias de los servicios secretos rusos, SWR, y goza cada vez de mayor popularidad en su ciudad natal, Volgogrado (la antigua Stalingrado). Tanto que las autoridades de la localidad se plantean presentarla como candidata a las próximas elecciones a la Cámara Baja del Parlamento, la Duma.
La trampa
Alta, muy atractiva, de ojos verdes y pelirroja, Chapman se había convertido de pronto en celebridad en Estados Unidos, luego de que el FBI desarticuló la red de espionaje. La joven había llegado a Nueva York hace pocos años y supo construir un negocio de bienes raíces por internet. En su Facebook publicó esta frase: "Si se puede soñar, se puede alcanzar". Según el FBI, sólo era una artimaña de una astuta espía rusa que informaba a Moscú antes de que un agente del FBI le tendió una trampa en un bar de Manhattan, al hacerse pasar por empleado del consulado ruso. Algunos diarios de EE.UU. la llamaban la "Mata Hari" rusa y otros le pusieron el mote de "mujer fatal".
También conocida como Anya Kushchenko, la bella joven fue arrestada en Manhattan, donde regía un negocio por Internet de bienes raíces de U$S 2 millones, dijo su abogado a la Corte la semana pasada. Chapman, actualmente divorciada, solía dejarse ver en conocidos clubes nocturnos.
Desde que fue deportada junto con sus colegas en un procedimiento que constituyó el mayor canje de espías entre Rusia y EEUU desde el fin de la Guerra Fría, Chapman se encuentra en dependencias de los servicios secretos rusos, SWR, y goza cada vez de mayor popularidad en su ciudad natal, Volgogrado (la antigua Stalingrado). Tanto que las autoridades de la localidad se plantean presentarla como candidata a las próximas elecciones a la Cámara Baja del Parlamento, la Duma.
La trampa
Alta, muy atractiva, de ojos verdes y pelirroja, Chapman se había convertido de pronto en celebridad en Estados Unidos, luego de que el FBI desarticuló la red de espionaje. La joven había llegado a Nueva York hace pocos años y supo construir un negocio de bienes raíces por internet. En su Facebook publicó esta frase: "Si se puede soñar, se puede alcanzar". Según el FBI, sólo era una artimaña de una astuta espía rusa que informaba a Moscú antes de que un agente del FBI le tendió una trampa en un bar de Manhattan, al hacerse pasar por empleado del consulado ruso. Algunos diarios de EE.UU. la llamaban la "Mata Hari" rusa y otros le pusieron el mote de "mujer fatal".
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JAIME ESPEJO ARCE