lunes, 19 de diciembre de 2011

FIRMES, DESCANSO

 
“Las cosas son lo que son y no como se le denominan”, es un principio jurídico aplicable a todo. Muchos dijeron frente a los sucesos que ocurrieron en las semanas pasadas que no era militarización, pero reconocían que había sido una sorpresa que un gabinete conducido por un civil pasara, en cinco meses, a presidirlo un ex militar; que nadie pensó que Humala declararía el estado de emergencia frente a un conflicto social; que sus discursos de fin de año sonaban al de un presidente militar y no civil.
 
No importa el nombre que se les pusiera a todos estos hechos. Lo relevante era que podrían significar un cambio radical respecto a lo ofrecido. Más vale un gesto que mil palabras: los que le dieron con palo al candidato Humala, lo abrazaban; sus votantes se alejaban; y – cómo no - los que quieren que el régimen fracase, sí o sí, para poder decir “yo lo dije”, comenzaron a cantar victoria.
 
Ahora, la gran mayoría de los que criticaban al Gobierno por dicha militarización -o como se le quiera llamar- no planteaban que había llegado el punto de inflexión frente al régimen. Más bien, imaginaron diversas explicaciones y escenarios. Todo parece indicar que el Gobierno ha dada un paso atrás y ojalá que no sea para luego dar dos hacia adelante, en la dirección criticada. 
 
Los Ministerios de Defensa y del Interior dejaron de estar en manos de dos ex militares. Da pena que se haya sacado a algunos ministros, comenzando por Lerner, pero entre los nombrados hay gente de primera, como Peirano y Pulgar Vidal, por solo mencionar a dos. Se ha levantado el estado de emergencia en Cajamarca y se han retomado las negociaciones en torno al proyecto Conga, teniendo como punto de partida la realización de un peritaje internacional. Se ha aclarado que no se quiere volver al servicio militar obligatorio y no se ha insistido en la eliminación del voto de las Fuerzas Armadas.
 
Contra todo esto está el rumor sobre el indulto a Fujimori, cada vez más fuerte. Algo que sería gravísimo, a no ser que tenga relación con un informe objetivo de su estado de salud y sea por la vía legal.
 
¿Qué pasará después? Humala sigue siendo -como dijo Bedoya- una caja de sorpresas. Habrá que ver. “Cada día, su afán”.
 
-Sobre la última encuesta de Ipsos Apoyo, publicada en El Comercio, hay algunos resultados que resaltar: Si bien, la aprobación de Humala ha caído en todos los sectores, en el A y B dicho nivel sigue siendo mayor al de agosto, mes en el que Apoyo inicia su medición. Así, por ejemplo, en el sector A, aunque ha bajado de 66% a 51%, ese 51 % sigue siendo superior al 44% de agosto (7 puntos porcentuales por encima). En cambio, en los sectores C, D, Y E, el nivel de aprobación ya pasó a ser inferior al de agosto. Así, en el sector E, la aprobación en agosto era de 63%, mientras que ahora está en 48% (15 puntos por debajo).
 
También se puede ver que la caída es mucho mayor en el interior del país que en la capital. En Lima es solo de 4%, mientras que en el norte es de 8%. En el centro es de 9%, 18% en el sur y 20% en el oriente. Y eso que la encuesta solo es urbana . A buen entendedor, pocas palabras: cuidado con el abrazo del oso.
 
Frente al proyecto Conga (que un 74% responda estar informado expresa la importancia del tema), son una minoría los que están en los extremos: un 10% opina que Conga debe ir tal cual y un 19% manifiesta que no debe continuar, en ningún caso. Un amplio porcentaje, el 68%, no se opone, pero condiciona su aprobación a una serie de requisitos. Todas las partes, todas, deberían aprovechar esta oportunidad. (Ernesto de la Jara- Diario 16).

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JAIME ESPEJO ARCE