Los eventos ocurridos el 22 de abril de 1997 durante
el operativo ‘Chavín de Huántar’ aún se encuentran llenos de incógnitas. Las
muertes -tanto de comandos como de emerretistas- muestran muchas piezas que no
logran encajar.
Uno de los principales factores que no permite
esclarecer los hechos es la presencia de un equipo que habría funcionado
de modo paralelo a los valientes comandos y realizó ejecuciones
extrajudiciales.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos reconoce la presencia de dicho grupo.
Precisa la CIDH que
Montesinos, Hermoza, Huamán y Zamudio son “personas ajenas al operativo
militar, pero, tal como quedó probado, (están) involucradas en la operación
conjunta de rescate de los rehenes (…)”. Es decir, formaban parte de los
hechos, no eran individuos al margen de los mismos. Estaban al mando de los
ejecutores.
‘Gallinazos’ es el sobrenombre con el que el ex
Ministro de Defensa, Aurelio Loret de Mola, bautizó a este grupo
que operó de modo paralelo a los heroicos comandos por orden de los coroneles
del Ejército Jesús Zamudio Aliaga y Roberto Huamán Ascurra. Loret de Mola, dejó
en claro la importancia de separar a ambos grupos y responsabilizó a los
‘gallinazos’ por los hechos que ‘oscuros’ que se dieron durante el rescate.
Es este grupo al que se refieren las recomendaciones de la Comisión Interamericana de
derechos humanos. Recomendaciones donde se concluye que se debe
procesar a los individuos mencionados en el fuero civil por supuestas
ejecuciones extrajudiciales. El abogado Carlos
Rivera explica:
Hay que separar una
cosa muy importante, lo que está judicializado en dos casos no es la operación
militar ‘Chavín de Huántar’, una operación absolutamente exitosa. Sino el
crimen inmediatamente posterior a la operación militar. Existe un proceso
contra Nicolas Hermoza, Vladimiro Montesinos, Huáman Ascurra y Jesús Zamudio,
quien supuestamente dirigía a ‘Los Gallinazos’, agentes del SIN que entraron a
matar.
Con motivo de los 15 años de la toma de la
residencia, la pagina LaMula.pe realizó una revisión a los temas
más polémicos que se dieron durante la operación de rescate, aquí el
resumen:
1. La ejecución de ‘Tito’
La muerte de Eduardo Cruz Sánchez, ‘Tito’, segundo en
la línea de mando del MRTA, llevó a que se tejan un sin fin de teorías donde se
trató de definir si el terrorista murió durante el enfrentamiento o si fue
capturado vivo para ser posteriormente ejecutado extrajudicialmente.
En ese jardín, vi a un
miembro del MRTA que se llamaba “Tito”. Sus manos estaban
amarradas atrás y su cuerpo estaba tendido boca abajo hacia el suelo. El movió
su cuerpo, así que pude reconocer que él estaba vivo. El estaba con
camiseta de manga corta y de color verde con pantalón corto de color
oscuro. Cuando “Tito” intentó hablar levantando su cabeza, un policía
armado que estaba de custodia, pateó su cabeza y esta empezó a sangrar. Unos
minutos después, apareció un militar del túnel e hizo levantar a “Tito” y lo
llevó a la residencia pasando el túnel. (Testimonio brindado en agosto del 2001 por Hidetaka Ogura –
Fragmento tomado del Informe Final de la CVR).
Tras mucha especulación, la declaración en 2001 del
entonces secretario de la Embajada de Japón, Hidetaka Ogura, y los estudios
forenses dejaron en claro qué sucedió con ‘Tito’. Siete años después, en 2008,
el testimonio de los agentes Raúl Robles y Teodorico Torres corroboraron esta versión en un reportaje
realizado por ‘Cuarto Poder’; ellos aseguran haber entregado con vida a Eduardo
Cruz Sánchez.
La necropsia mostró que ‘Tito’ murió por una herida de
bala en el cráneo. Posteriormente, el “Informe sobre los restos humanos
atribuidos al Movimiento Revolucionario Tupac Amaru”, realizado por José Pablo
Baraybar, director del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), develó
qué tipo de arma causó esta lesión.
(Munición con ingreso
por la parte posterior del cráneo) Con trayectoria de atrás hacia adelante, de
izquierda a derecha, de abajo hacia arriba. La amplitud y extensión de la
fracturas sugiere que la herida debió ser causado por un proyectil de alta
velocidad (Fragmento
tomado del Informe sobre los restos humanos atribuidos al Movimiento
Revolucionario Tupac Amaru realizado por José Pablo Baraybar en Julio del año
2001).
Los comandos de la operación ‘Chavín de Huántar’
ingresaron a la residencia armados con subametralladoras Hecler Koch MP5, armas
de baja velocidad. En el recinto, quienes contaron con armas de alta velocidad
fueron los emerretistas y los ‘gallinazos’; todos estos contaban con fusiles
AKM, el arma que -se puede inferir- causó la lesión que mató a ‘Tito’.
Por otro lado, el tipo de disparo que presentó ‘Tito’
en la parte posterior del cráneo parece formar parte de un patrón, pues otros ocho
cadáveres presentaron lesiones similares, como lo demuestra el informe
referido.
2. Cynthia, la NN10
La muerte de Herma Luz Meléndez, una de las
terroristas que participó en la toma de la residencia, tampoco concuerda con la
versión oficial, según la cual todos los subversivos murieron en combate. Aquí
también ha sido determinante el testimonio de Hidetaka Ogura:
Al voltearme allí vi
que dos miembros del MRTA estaban rodeados por los militares, una mujer llamada
“Cynthia” y un hombre a quien no puedo reconocer porque tenía estatura
baja y estaba rodeado por los militares de estatura alta. Antes de bajar la
escalera portátil he escuchado que “Cynthia” estaba gritando algo así como “no
lo maten” o “no me maten”. Cuando bajamos al suelo, esperamos unos minutos
junto con los señores antes mencionados al costado del edificio de la
residencia para salir a la casa vecina. Allí he escuchado
algunas detonaciones y disparos. Fuimos conducidos por un militar pasando por
un túnel corto y pasamos al jardín de la casa vecina. (Testimonio brindado en
agosto del 2001 por Hidetaka Ogura – Fragmento tomado del Informe Final de la CVR)
Por otro lado, los exámenes de absorción atómica realizados por la Policía
Nacional del Perú demuestran que Cynthia dio negativo para residuos de bario,
plomo y antimonio. José Pablo Baraybar explicó que esto indica que la
terrorista en ningún momento disparó su arma.
3. Víctimas en medio de la confusión: Valer,
Jiménez y Giusti
El teniente coronel EP Juan Valer y el teniente EP
Raúl Jiménez representan el valiente trabajo que realizaron los comandos, y se
les recuerda como héroes caídos durante el enfrentamiento.
Además de ellos, el magistrado Carlos Giusti fue el único rehén que falleció
durante el operativo. Se ha ahondado muy poco en la muerte de estas
heroicas víctimas.
Las necropsias muestran que las tres personas
mencionadas sufrieron una muerte por “proyectil de arma de fuego de pequeño
calibre disparado a una distancia mayor a 50cm” ( fragmento tomado de los
protocolos de necropsia de Valer,
Giusti
y Jiménez).
Luego de revisar estos reportes, José Pablo Baraybar
quedó intrigado por el tipo de arma que causó la muerte de estas víctimas:
Desconozco cómo
murieron estas personas, pero había solo dos tipos de municiones. Los
emerretistas con fusiles AKM y los comandos con 9mm por las subametralladoras
Hecler Koch MP5.
Es decir, según las primeras investigaciones, cabe la
posibilidad de que estos hayan fallecido por ‘fuego amigo’ en medio de un
tiroteo fugaz y confuso durante la operación.
La revelación de estos datos no intenta, en modo
alguno, responsabilizar o culpar a los comandos de ‘Chavín de Huántar’ por
estas muertes. Sino mostrar una serie de inconsistencias y eventos que no
logran ser esclarecidos.
Es solo un intento por revelar aquello que,
intencionadamente, se mantuvo bajo secreto con la intención de encubrir a los
‘gallinazos’ y a los propios Zamudio y Huamán Ascurra.
En el libro “Sombras de un Rescate”, el periodista
David Hidalgo recalca la importancia de separar a los valientes comandos
‘Chavín de Huántar’, que arriesgaron su vida y llevaron a cabo una admirable
operación de rescate, de los ‘gallinazos’, que ensombrecieron el sacrificado
trabajo de los militares.
Se habían perdido
pruebas importantes. Pistas que hubieran liberado de sospechas innecesarias a
los comandos que solo cumplieron su deber. Un rastro que hubiera podido
conducir hacia los encapuchados que ingresaron a la residencia japonesa bajo
las órdenes de los comandantes Zamudio y Huamán, los verdaderos mariscales de
campo de Fujimori y Montesinos en el rescate. Esos que un ministro bautizó en
años posteriores como “gallinazos”, para diferenciarlos del resto de soldados
por el aspecto sospechoso de sus pasamontañas. El sobrenombre es de una
precisión notable: ninguna imagen pinta mejor que esas aves negras el nudo de
terroristas y verdugos de esta historia.
NOTAS RELACIONADAS:
1. Estado reconoció ejecuciones; comandos Chavín de
Huántar las niegan – http://lamula.pe/2011/11/17/estado-reconocio-ejecuciones-comandos-chavin-de-huantar-las-niegan/estebanmarchand
2. David Hidalgo: “Hubo ocultamiento de
evidencias tras la operación Chavín de Huántar” – http://lamula.pe/2011/11/04/david-hidalgo-hubo-ocultamiento-de-evidencias-tras-la-operacion-chavin-de-huantar/lamula
Jimena Rojas y Paola Ugaz
LAMULA.COM
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