La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, exhortó al jefe del Estado, Ollanta Humala, a deslindar “de una vez por todas” cualquier vínculo con el chavismo, en momentos en que Venezuela se encuentra sumergida por las protestas sociales en contra del mandatario Nicolás Maduro.
Asimismo, le pidió que en su calidad de expresidente de UNASUR, emplace al gobernante venezolano y llame “en consulta a Lima” a nuestro embajador en el país llanero.
Sin embargo, apelando a un doble discurso político, Keiko trata de omitir la estrechísima relación que su padre cultivó, a inicios de la década de los noventa, con militares chavistas que huyeron de Venezuela tras un fallido golpe de estado.
FUJIMORI APOYÓ A CHAVISTAS
A través de cinco decretos presidenciales secretos e ilegales, en 1992, el expresidente reo Alberto Fujimori protegió y dio acogida a medio centenar de golpistas chavistas, tras fracasar en su intento de derrocar al entonces mandatario Carlos Andrés Pérez.
Fujimori destinó un presupuesto de más de S/. 700 mil para que los militares y militantes del chavismo tengan una cómoda estadía en el conocido centro recreacional de Huampaní, en Chaclacayo.
Este ‘gesto samaritano’ del fundador del Fujimorismo fue tan evidente que siete meses después, el mismo gobernante venezolano rompió relaciones diplomáticas con Perú.
En el 2000, cuando Vladimiro Montesinos huyó del país, el gobierno del Hugo Chávez jugó un papel especial en su demora para ser juzgado.
El ‘Doc’ llegó a la Isla Cocos, en Costa Rica, con un pasaporte venezolano a nombre de Miguel Rodríguez Pérez; luego pasó por Aruba y finalmente ingresó a Venezuela.
Según investigación de la periodista caraqueña Patricia Poleo, Montesinos tuvo protección policial especial con consentimiento de Chávez durante el tiempo que estuvo escondido en ese territorio.
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JAIME ESPEJO ARCE