Hace
unos días, una noticia causó revuelo en las redes sociales: Finlandia, un país
modelo en educación mundial, anunció el fin de la escritura a mano en sus aulas
escolares. Esta información causó gran alegría entre los entusiastas promotores
de las nuevas tecnologías en educación, pero cierta desazón en quienes piensan
que la escritura manual es vital para el desarrollo educativo de los niños.
Si bien
las autoridades finlandesas han precisado que se reemplazará la enseñanza de la
escritura a mano caligrafiada por un curso de mecanografía y se mantendrá el
aprendizaje de la escritura de letra imprenta, es evidente que muchos países
revisarán sus planes curriculares para tratar de estar a la altura de las
nuevas tendencias educativas.
La
justificación es sencilla: los chicos de hoy están más familiarizados con los
nuevos dispositivos –laptop, tablet y smartphone– que con los lápices,
lapiceros y cuadernos. Las nuevas generaciones ya casi no escriben a mano y
menos en letra cursiva, sino en teclados físicos o de pantalla táctil.
Entonces,
se trata de una tendencia irreversible hacia el fin de la escritura a mano por
una cuestión de simple utilidad. No se puede seguir enseñando algo que ya casi
no se usa y en el futuro no se usará.
Pero no
se trata solo de la escritura, sino también del sistema. Los jóvenes de hoy
están acostumbrados a ordenar sus textos usando el famosos ‘copy and paste’
(copia y pega) de las computadoras, lo cual no es posible hacerlo en un
cuaderno o una hoja de papel.
RICHAR CENTENO
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