Mi TACONES, LEJANO....
19 años viví en una calle llamada Tacones de ICA - PERÚ.
Una época inolvidable que necesito relatar, pues durante esos años no sólo conocí gente extraordinaria que moldearon mi espíritu y vida, sino que aprendí a querer una tierra que no siendo la que me vio nacer, me dio todo, sin escatimarme absolutamente nada.
Una época inolvidable que necesito relatar, pues durante esos años no sólo conocí gente extraordinaria que moldearon mi espíritu y vida, sino que aprendí a querer una tierra que no siendo la que me vio nacer, me dio todo, sin escatimarme absolutamente nada.
Esta NO ES la historia de mi familia, es la historia de Ica y su linda gente.
POR: JAIME ESPEJO ARCE
POR: JAIME ESPEJO ARCE
IN MEMORIAM: JOSE MÁXIMO YONZ NAVARRO (PEPE YONZ)
El
año que llegamos a ICA, en nuestro país, y el mundo sucedían algunas cosas
interesantes; por ejemplo, Nixon firma la paz de
la guerra con Vietnam. Pablo
Neruda moría de cáncer en Chile y Allende era derrocado y
muerto por el golpe de estado sangriento de Augusto Pinochet; Velasco
Alvarado era presidente del Perú; y, el mundo escuchaba rendido
por su linda melodía: "Killing Me Softly with His Song" de Roberta Flack.
Nosotros, "Los Espejo" llegábamos a Ica en un viejo auto Chevrolet del Comité 4 que habíamos tomado en el Jr. Leticia de Lima-PERU.
Nuestro
nuevo hogar: una urbanización de pocas casas, rodeada de muchos
terrenos baldíos y campo. Todas iguales: blancas y de dos pisos.
Sobre
la izquierda, y en dirección sur, al terminar la cuadra, un enorme sembradío de
alfalfa, tan extenso que llegaba hasta la vieja Panamericana Sur. Terminando la
calle de “al frente” una enorme chacra sembrada de parrales y pecanos. Años
después, parte de ese terreno sería el gran campo ferial de la Vendimia Iqueña (pero,
vayamos por partes).
Las
casas de mi barrio, sólo se diferenciaban por una estrecha franja de color que
tenían en la parte superior. Estaban ya instalados, cuando llegamos nosotros:
Los Palacios, los Torres, los Navarro, Los Rueda y en la cuadra de "al
frente" los Guerrero los Godoy; quienes serían, no solo nuestros
primeros vecinos, sino que con los años llegarían a ser parte de nuestras
vidas.
Los primeros vecinos. Calle Tacones- San Isidro de ICA |
Mi padre, un demócrata cristiano que hasta entonces se había desempeñado como ejecutivo de una
compañía de seguros de Lima, había renunciado a su puesto y embarcado ilusionado en el sueño de la revolución socialista del Gral.
Velasco Alvarado. Llegó a Ica nombrado funcionario del entonces llamado SINAMOS.
Compró una casa en la Urbanización San Isidro. Le gustó tanto
el lugar que decidió afincarse definitivamente allí con nosotros 5.
Yo sufría de asma y el lugar era ideal para sobrellevarlo. A mi
hermana Claudia la matricularon en el Nido del "Carrito Mochito"
en Luren; a los 3 varones nos pusieron en un Colegio de sacerdotes llamado "San
Vicente de Paúl". Vanessa, la menor de todos, era pequeña, no iba al cole, tenía sólo 2 años.
Los
discos eran de vinilo, se usaba un tornamesa con aguja para escucharlos y en
casa se bailaba el tema “María Morena” que no dejaba de sonar en Radio
Independencia... Pronto llegarían al barrio, los Ramírez, los
Yonz, los Chirinos, los Ojeda y los Mendoza.
Las
radios transmitían en AM y se escuchaba Radio
Regionalista, Independencia, Oasis del Sur, Radio Ica y radio "El
Pueblo". Había un solo canal de Televisión: Canal 4, que llegaba gracias a
una gigantesca retrasmisora ubicada en Cerro Prieto. Las antenas estaban en los
techos y había que direccionarlas hacia el cerro para tener una buena imagen en
la tele.
Pocos lo saben, pero fue gracias al empresario Jorge Panizo Mariátegui que Ica pudo
gozar por primera vez de una señal de televisión. Don Jorge, ya tenía desde
hacía mucho Radio Independencia y en un auditorio diseñado por él, se hacían
radionovelas y programas en vivo. Cada evento era multitudinario.
Subir la antena al empinado Cerro Prieto no fue nada
sencillo. En esos tiempos no había el camino de hoy y el tremendo armatoste fue
subido por delante del cerro, con decenas de hombres jalando gruesas sogas. El
Chino John que entonces era el técnico de Radio
Independencia tuvo un papel relevante en su instalación.
El barrio era tranquilo. Frente a mi casa, habían matorrales
de hierba mezcladas con girasoles y al lado, un enorme eucalipto; era de don
Edgardo decían.
Edgardo Torres era el padre de los que serían hasta hoy mis mejores amigos: Javier y Oscar (Bueno, Papocho y Yiyo como los apodaron desde niños). Era transportista. Lo veíamos poco, pues viajaba mucho. Al comienzo me daba miedo, era silencioso, alto, piel tostada, nariz recta y pequeña, cabello cortito; tenía un mostacho gracioso, parecido al de Hitler y sus ojos risueños parecían hablarte, sonreírte (o regañarte). Era delgado, pero su enorme vientre siempre me llamó la atención. Era práctico y severo. Con los años descubrí en él mucha bondad. Un día aún niño, me dijo: “(…) verás que los chinos algún día dominaran el mundo… no lo veré, pero tú sí…”.
No se equivocó, ha pasado casi medio siglo y ello es casi una
realidad los chinos
están en todas partes.
En casi todas las casas del barrio había un árbol de acacia, era
como la característica de la urbanización. La mía no era la excepción.
Una de las primeras cosas que hicimos al llegar a Ica, fue conocer Huacachina. Mucho nos habían hablado de aquella famosa laguna curativa y queríamos verla con nuestros propios ojos. Estaba cerca, apenas a 5km al oeste de la ciudad.
Para llegar había que tomar el transporte cerca a la Iglesia
de Luren, La verdad cuando vimos aquel ómnibus, lo único que nos causo fue
mucha risa. Era algo así como un cajón con ruedas medio destartalado; un viejo
cajón con ruedas crujiente. Era rojo con techo blanco, todo de madera. Creo recordar que la
empresa pertenecía a la familia Pacheco.
La
laguna era bella. El agua tenía una tonalidad verde, pero nos contaron que
durante el año cambiaba tres veces de color: Rojo, amarillo y verde.
A su alrededor, dos hoteles: El Mossone y El Salvatierra (llamado originalmente "El Gran Hotel Americano). Muchas palmeras, guarangos y arena.
Alrededor de la laguna, habían fotógrafos, con máquinas de madera sostenidas en trípodes. Para tomar la foto, ponían el ojo en el visor y se cubrían la cabeza totalmente con un manto afranelado. Tomaban la foto y luego la pintaban. Era todo un ritual.
La
gente se embadurnaba con el fango de la laguna y se enterraba luego hasta
el pescuezo en la arena de las dunas. Dicen que curaba el asma. De ese modo,
la laguna era visitada por cientos de personas que llegaban de todo el país
para curarse de sus enfermedades bronquiales.
Julio de 1973 Mis padres, hermana Claudia con Felix y Yolanda Mora. |
PERIODISTAS Y PRENSA "LAS DE MI ÉPOCA"
En la Ica de los 70s, recuerdo que sólo habían dos diarios:
“La Voz de Ica”, de la familia Nieri y “La Opinión” de la familia Tueros.
Eran curiosos, pues solo tenían una hoja grande (como la del
tamaño del Diario El Comercio), doblada en dos, con algo de noticias, muchos
anuncios publicitarios, edictos judiciales y la cartelera cinematográfica de
las tres salas que habían entonces: DUX, ICA y REX.
Sin embargo, eran diarios respetables, y los iqueños los
compraban para informarse de las noticias locales.
Sin duda, sentaron las bases de lo que fue una época digna
del periodismo en Ica. Y donde destacaron, no sólo en prensa escrita, sino
radial, muchos que dejaron verdadera escuela hasta el día de hoy.
Recuerdo a Pedro Pablo Flores, que era propietario de Radio
El Pueblo. Emisora que se encontraba al final del dial en AM. Don Pedro Pablo
me hacía recordar, no sé porqué (creo que por su aspecto físico) a Juan Ramírez
Lazo, conocido y controvertido periodista de la capital.
Narraba los partidos de futbol como nadie. Era controvertido,
liso y bromista. Los domingos por la tarde, medio Ica sintonizaba las
transmisiones que se hacían en directo desde el Estadio “Picasso Peratta” y era
hincha a muerte del Octavio Espinoza de Ica.
Rodolfo Chalco, estaba en Radio Ica. Su voz engolada, peinado
engominado y raya muy marcada, modales finos, y exagerada formalidad en el
vestir, lo hacían ver como un personaje algo pintoresco. No sólo era periodista
sino también maestro de ceremonias en programas en vivo que se transmitían
desde el auditorio de dicha emisora.
Más de una vez estuve en aquel viejo auditorio, con piso de
crujiente madera, duras butacas de cuero, y un espantoso olor a añejo. Desde el
escenario, Rodolfo Chalco presentaba a los concursantes, con exagerada emoción,
lo que hacía más rimbombante el espectáculo que presentaba.
Lo encontré, hace unas semanas, que viajé de paseo por Ica,
en el Mercado La Palma, de San Isidro, y le comenté esta nota. Me miró
confundido, y agradeció el gesto. No me recordaba. (Continuará...)
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